No sin mi bolígrafo

25 de septiembre 2024 - 03:08

Hay una persona que acude a mi tertulia de la calle Juan Lirola, por más señas en la terraza del Bar El Obispo, que en sus esporádicas visitas es raro que no nos regale un bolígrafo a cada uno de los integrantes de la misma; y si hay algún furtivo saludándonos también. “Hay gente pa to”, se decía que fue la reacción del torero Rafael Ortega “El Gallo” cuando le presentaron al filósofo José Ortega y Gasset y conocer a qué se dedicaba.

Vamos a ver, el bolígrafo es la arteria que conecta nuestro cerebro con un folio. La estilográfica es el pariente con esmoquin del bolígrafo. El lápiz es el primo hippy y bohemio, tranquilón, sin tinta en las venas. El bolígrafo hace de bisturí si tiene que escribir un diagnóstico pero es batuta en manos del director de orquesta. El elegante de un regalo es bolígrafo, el que compramos en la papelería es boli. A uno y a otro le ha salido la feroz competencia: los blocs de notas de los móviles y de los ordenadores. No todas las palabras se las lleva el viento. Hoy por hoy, no hay más “tinta” que la que arde.

stats