La Tapia con sifón
Antonio Zapata
Pimentón en Nochevieja
Las luces de Navidad son lúgubres y tenebrosas. A la misma vez se preconiza el uso moderado de la energía y la necesidad de consumir cuánto antes y cuánto más energía en forma de miles de millones de luces de Navidad. No sé realmente si hay más estrellas en el universo o más luces de Navidad individuales en todo el planeta. O lo que hay en realidad es muy pocas luces. Esta disertación la hago con el nieto de Matías en su local y fuera de él, entre vinos y productos cárnicos, también miles. A partir de ahora lo llamaré Matías. Matías pues piensa como todo el mundo, que es un derroche que además pagamos todos, pero todos queremos las luces de Navidad y al mismo tiempo no las queremos porque no queremos hacer más pupa al tema del cambio climático. Queremos una cosa y la contraria. Sí y no al mismo tiempo. Pero bueno unas pocas luces más encendidas durante noches y noches no van a solucionar nada. Como decía Homer Simpson, predictores de todo lo predecible, por un pequeño adorno de Navidad más enchufado no va a pasar nada. Matías en su local de la Plaza de la Catedral tiene más luces que nadie para el sólo, y más clientes que nunca dejan de entrar y salir y fotografiarse con él para salir en Facebook. No eres nadie si aún no has salido en el Facebook de Matías. Es como lo de que todo el mundo será famoso por cinco minutos. Todo el mundo será famoso un instante en el portal o la página de Matías. Faltan alcaldes, alcaldesas, alcaldables y todos razonando no estoy de acuerdo y sí estoy de acuerdo al mismo tiempo. Quién se niega a poner luces de Navidad cuantas más mejor, para iluminar sobre todo el local de Matías, y su desparrame de clientes y fotos. Como el restaurante de Cándido alguna vez la gente peregrinará a su local para verle tirar el plato al suelo vestido de chef, pero ya no será un pequeño local sino un gran restaurante en el que agasajará a los clientes con ricas y abundantes viandas y efímeras fotos. Vendrán de todas partes y lugares, sólo por visitar su colmado, restaurante, tasca o bodega, que será inmensa y añeja, como los Beatles yendo a firmar en sus toneles. Una inteligencia artificial recreará la filmación con Paul McCartney firmando con tiza en sus toneles. Como los anuncios esos en los que los muertos reviven y hacen un anuncio. No podremos distinguir el original de la copia siendo ya sólo electrones todos y todos iguales. Las luces, la luz.
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