La música ayuda a la curación

06 de agosto 2024 - 03:09

Es impresionante los descubrimientos que cada día salen a la luz y no dejan de ser inverosímiles y estaban ahí, como quien dice agazapados en un rincón. Mire usted, hace algo más de un año pude leer un estudio del madrileño Hospital de la Princesa sobre cambios en la actividad cerebral que, induce el estilo musical heavy metal, en pacientes sedados en la Unidad de Cuidados Intensivos, revela sus efectos beneficiosos en la frecuencia cardiaca, en la presión arterial y en el sistema inmune. Siempre se ha dicho que una música agradable calma la ansiedad del paciente, mucho más que el silencio y la falta de comunicación que soporta en ese estado, aunque a menudo no tenga ganas de nada. La música clásica es una buena medicina para el enfermo.

La música en la UCI es una manera de humanizarla, pues la ansiedad del paciente aumenta en ese estado en el que se encuentra inmovilizado durante un largo tiempo.

Están en ello, investigadores de Estados Unidos han comprobado que escuchar una nana de Mozart puede ayudar a reducir el dolor que experimentan los neonatos por el pinchazo en el talón, la punción para extraer la muestra que diagnostique enfermedades poco frecuentes de origen genético.

Escuchar música clásica es algo positivo para nuestra actividad diaria. Doy fe de ello y no dejo un segundo al entrar al despacho y ya me acompañan, indistintamente, Bach, Beethoven, Bruckner, Chopin, Wagner, y un largo etcétera. Cuando no, antologías de zarzuela, ese género mal llamado chico.

Si experimenta tristeza, depresión o estrés, escuchar los sonidos de la naturaleza que tienen un efecto calmante en la psique lo ayudará. Esta música ayudará a normalizar la presión arterial, calmar los latidos del corazón y reunir los pensamientos.

También existen beneficios por escuchar rock, demostrado por estudios médicos: control del estrés, mejora del rendimiento físico, recuperación en intervenciones quirúrgicas, aumento de la salud vascular y la circulación sanguínea. En pacientes sometidos a biopsias, la escucha de Bach dio como resultado una disminución en los niveles de presión arterial y tensión muscular. En conclusión, una vida sin música no es una vida, es un sucedáneo. Visto lo visto, yo me sigo fiando, sobre todo, de Mozart y Bach, a los que tendré que “citar” en mi despacho con más frecuencia.

La música cura o por lo menos ayuda a soportar mejor lo que nos duele, lo que nos hace más difícil la vida.

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