
Paseo Abajo
Juan Torrijos
¡Humanidad!
Paseo Abajo
Imagino el disgusto que se llevó la clase política almeriense en el poder, cuando un domingo aparecen dos periódicos de la capital, entre ellos este que tienen ustedes en las manos, y te cuentan lo negro que se ve el futuro de las calles del centro de la ciudad. Del llamado casco histórico es mejor no hablar. Recuerdo una carta de Magdalena Cantero en el año 2021 a Cajamar, en la que venía a recordar la necesidad, ante el cierre de las oficinas bancarias, de que por lo menos unos cajeros vinieran a paliar la falta de oficinas abiertas. Aquella carta no recibió contestación por parte de la entidad bancaria en aquel año, pero lo grave es que han pasado cuatro, cuatro, y Cajamar sigue sin contestar, y el barrio sin cajeros. Pero de vez en cuando nos dicen lo mucho que gana la entidad gracias a las cuentas corrientes y las cartillas de los almerienses.
Tampoco hubo interés por parte de Diputación, que sí ubicó cajeros en algunos en pequeños pueblos, no en todos, pero debió pensar que el casco histórico era responsabilidad de los gestores de la plaza Vieja. Entre unos y otros, está bien lo de apoyar a los negocios en viajes por medio mundo, las hortalizas, el turismo, el cine y a los artistas, pero a los vecinos del casco histórico, pues más bien que se las apañen. Y eso está empezando a ocurrir con la zona del centro. Cientos de locales buscando quien los alquile, calles oscuras y vacías en cuanto cae la tarde. Negocios que no salen adelante, que no cubren necesidades, y cierres que se echan para abrir, no se sabe cuándo.
En cuanto a la responsabilidad del ayuntamiento, quizás sea mejor no hablar, ellos andan en la conectividad de cara al futuro. El soterramiento va bien se les oye cantar, cumple los plazos, pero del casco histórico nada dicen, y lo que es peor, no saben qué decir, y menos qué hacer. No se lo han cargado ustedes, es cierto, viene siendo una asignatura pendiente desde anteriores corporaciones, pero la actual no ha hecho nada por intentar salvar un barrio que se vacía, que se muere, y los que hemos vivido en él, nos duele cuando leemos la situación que atraviesa. Creen que con la historia del Paseo está todo hecho, placitas y más placitas. Ya veremos el resultado que dan las placitas. Pero mientras las vemos crecer, parece que no hablan con los comerciantes de la calle Méndez Núñez y alrededores, que cuentan sus cuitas en las páginas de este diario.
Cuatro bares funcionando al mediodía, las noches del los viernes y los sábados y el resto una ciudad vacía que no encuentra una salida por la que enfocar su futuro.
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