La Tapia con sifón
Antonio Zapata
Pimentón en Nochevieja
Ramón Fernández Pacheco, el que fuera doble consejero de la Junta y portavoz de la misma, y que se ha quedado solo con agricultura, celebraba hace unos días, con motivo de dar a conocer el presupuesto de la comunidad, que hay preparado, guardado y dispuesto para su gasto un millón de euros para cuando llegue el momento y la justicia decida el derribo del hotel de El Algarrobico en Carboneras. Sigo sin entender por qué tengo que pagar el derribo del hotel. Me niego rotundamente. Y me gustaría que se hiciera algo para poder oír lo que sobre esta cuestión tenga que decir el resto de los almerienses. No puedo hablar en nombre de ellos. Puedo hacerlo en el de unos cuantos amigos que piensan lo mismo: que no hay derecho que cuatro inútiles políticos, que no serían capaces de ganarse la vida fuera del enchufe político, nos obliguen a pagar algo de lo que no tenemos culpa los ciudadanos. Ese millón, don Ramón, debería salir de los bolsillos de los culpables, nunca los ciudadanos tenemos que proveer ese millón con nuestros impuestos, que es lo que usted y sus colegas-compinches nos hacen. Pero no quiero olvidarme de sus señorías. Ellos deciden con sus sentencias que hay que derribar el hotel; si así lo dictan, nada que objetar, pero lo que no deben, poder pueden, es mandar que paguemos ese derribo los ciudadanos que no tuvimos nada que ver con los permisos y la construcción del citado. A veces, señores jueces, no se entienden bien sus sentencias, pero, nos vamos, tristemente, acostumbrado a ellas los españoles. Hubo unos políticos que votaron, unos técnicos que hicieron informes. Los ciudadanos no votamos, tampoco hicimos informes ni a favor ni en contra. No sé porqué tenemos que pagar el roto ecológico que hicieron otros en el paisaje del pueblo de Carboneras. El día que los políticos paguen con sus propiedades las tropelías cometidas, es posible que no hagan falta tantos juicios donde juzgarlos, se amarrarán los machos, pero mientras sus señorías sigan sentenciando que las barbaridades de los políticos los paguemos los ciudadanos (de los que ellos forman parte), no entiendo su postura de que les paguemos las burradas que hacen los señores políticos. Mientras se mantengan en esa postura los dos sectores, políticos y jueces, se disputarán el mango, pero la sartén será siempre de los dos, y los que nos coceremos dentro seremos los de siempre. No lo conseguiremos, los políticos no van a cambiar, les va muy bien así. ¿Lo harán algún día los jueces? Más vale que perdamos la esperanza, para que cambien los jueces habría que cambiar a los primeros, y esos no están por la labor.
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