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Queridos lectores, el próximo sábado es 12 de octubre. Día grande de la Hispanidad. Nuestra civilización mestiza que se expresa en español. Celebramos 532 años desde que las tripulaciones de La Santa María, La Pinta y La Niña al mando de Cristóbal Colón, oyeron exclamar desde la Carabela La Pinta a Rodrigo de Triana “Tierra a la vista” (Los Molinos, Sevilla, 1469-Aguas de Molucas, O. Pacífico 24 de junio de 1526) Nuestros antepasados habían llegado a la isla de Guanahani (Islas Bahamas) que fue bautizada con el nombre de San Salvador. El pensamiento de la Hispanidad, sus acciones, valores, obras y sentimientos unen dos hemisferios. Del Mediterráneo por el océano Atlántico, hasta el océano Pacífico. Con sus luces y sombras, su historia y capacidad creadora están vivas. Respiran y reflexionan porque los cimientos de la Hispanidad son poner límites al poder y jamás rendirse a la injusticia. Tal como están documentados en el Testamento de la reina Isabel la Católica, así como en la obra de la Escuela de Salamanca. Transitamos tiempos de enormes dificultades. Parece que la Humanidad no es capaz de aprender de sus errores. Sobre todo de los más evidentes. No obstante, nunca olvidemos a las personas que marcan la diferencia para bien. Como lo es y siempre será Miguel de la Cuadra-Salcedo y Gayarre (30 de abril de 1932-20 de mayo de 2016, Madrid) Especialmente las generaciones que nacimos y crecimos con la Transición y la democracia en España, aprendimos a conocer y amar Hispanoamérica gracias a su labor, tesón, pasión y mérito. En la últimas entrevistas que concedió a TVE nos dice “Los españoles no sabemos quienes somos si no nos descubrimos desde América. Y los hispanoamericanos no saben quiénes son si no se descubren desde España. Somos de ida y de vuelta”. Inolvidable la Ruta Quetzal. Cuando partió a su Amazonas eterno, Antonio Pérez Henares le dedicó un artículo hermoso y sentido ‘Lo que me enseñó Miguel de la Cuadra’ El Español, 21 de mayo de 2016 “Y España le debe a Miguel de la Cuadra un reconocimiento que no le dio, un Premio Príncipe de Asturias que un jurado cegato le negó, un legado que jamás pagaremos en su justa medida. La Ruta Quetzal fue la obra de su vida”. Miguel de la Cuadra decía que la aventura más difícil era conocerse a uno mismo. No dudó en andar ese camino con generosidad y amor por el conocimiento ¡Muchas Gracias!
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