Miedo al desconocido

16 de enero 2025 - 03:06

Uno recuerda aquellos años en los que las puertas de las casas se quedaban abiertas, un agujero en medio, una cuerda o guita amarrada a la cerradura, y los niños y mayores entraban y salían como perico por su casa. Se dejaba la puerta en las mismas condiciones cuando salíamos de noche y la vuelta estaba prevista para altas horas de la madrugada. Tirabas de la guita o cuerda, y entrabas en medio de ronquidos y respiraciones fuertes en busca del descanso. Eran otros tiempos, y tanto que eran otros tiempos. Pero cada vez que nos habla algún inútil político solo de una parte de la historia, al final se recuerdan todas.

Macarena González nos ofrecía el pasado lunes un reportaje de las vivencias que están teniendo los comerciantes de Retamar. No nos debe extrañar que las mismas lleven como denominador común el robo, la extorsión, el ataque a la hacienda y a la vida de los comerciantes de este barrio almeriense. Del logrado reportaje, me quedo con dos apuntes: El miedo al que no se conoce. Es triste, pero se le empieza a tener pavor a la persona que no conoces. Dirán que es normal el temor a lo desconocido, y sobre todo si te lo encuentras en una noche oscura en alguna de las calles poco iluminadas de nuestros barrios y ciudades. Pero que, a plena luz del día, entre alguien en tu tienda, y sientas temor, es algo que no había ocurrido. Y en el Toyo-Retamar una joven se lo contaba a Macarena: Se empieza a tener miedo. Lo que no deja de ser grave, cuando no vemos respuesta en la policía, por mucho que nos salga mañana el alto y delgado señor Martín con otra estadística de que ha bajado la delincuencia en la provincia.

Hay que unir a las fuerzas y cuerpos con el segundo deseo expuesto en el artículo, que no es otro que no perder las esperanzas. Todos tenemos que trabajar junto a la policía para acabar con esta lacra que está viviendo la gente. Y Estoy de acuerdo con el mensaje de Macarena y de la vecina: todos juntos por un barrio más tranquilo, como lo ha venido siendo siempre. Lo que me temo es que ese “todos juntos” sea flor de un día, de dos, si quieren de tres, pero volverán a estar solas en unas semanas. Da la impresión de que no está la sociedad por acabar con esas lacras. Es como si a alguien le interesara que en los barrios se viviera con la delincuencia campando a sus anchas, con una justicia lenta hasta dejar de serlo y con unos vecinos atrapados en las redes del miedo al desconocido.

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