La Rambla
Julio Gonzálvez
Propósitos para este año
Comunicación (Im)pertinente
Aveces los acontecimientos son símbolos y explicaciones de la realidad. Probablemente nadie se haya propuesto que fuera así. Pero el caso es que, por los caprichos de las conjunciones astrales, terminan funcionando sutilmente así.
Desde hace un tiempo en Canarias se tiene la sensación de que sobra gente. A veces tiene uno la sensación de que se les va a hundir la isla por sobrepeso. Ante la evidencia de la necesidad de eliminar efectivos, lo más inmediato era desprenderse de la mayor cantidad de menores inmigrados posibles. No es, desde luego, una solución demográfica, pero sí un alivio para los servicios sociales, por lo delicado y complejo de la tarea que realizan con ellos. El gobierno ha pensado distribuir los MENA (menores extranjeros no acompañados) por todo el territorio. Si son cuestión de estado, el Gobierno preconiza que este en su conjunto debe responder a ello.
Parece una postura tan razonable que, por una vez, Gobierno y oposición están de acuerdo. El PP ha dado su conformidad. Aunque sea altamente improbable que vuelva a producirse un acuerdo similar en mucho tiempo, no deja de ser chispazo luminoso y hasta saludable. Solo ha habido dos excepciones en ese panorama tan coral, no por esperables, menos anaquélicas. Abascal y los suyos son más proclives a las expulsiones, en crudo y sin atenuantes. Como medida complementaria, para que no se repita la situación están empeñados en desplegar la armada por los mares patrios y los colindantes. Además, en caso de no secundar su estrategia, amenazan al PP con romper todos los pactos vigentes. Desde la trinchera solo aparentemente opuesta, Junts no admite más MENA en Cataluña, lo que se argumenta desplegando el consabido listado de agravios españoles de los que este sería el último eslabón. Siguiendo exactamente la misma línea estratégica que Vox, Junts también dibuja un horizonte lleno de rupturas políticas, en este caso con el Gobierno central, en permanente fragilidad parlamentaria.
Los nacionalistas terminan por encontrarse de manera inevitable. Por supuesto, el barniz es propio, característico e indicativo. Pero, en cuanto se profundiza un poco, el sustrato es el mismo, la exacerbación irracional y obtusa de lo propio como enfrentamiento a la otredad. Un nacionalista deriva, por definición, en un intransigente y un xenófobo. Por eso Vox y Junts, que tanto se odian mutuamente, terminan siendo lo mismo, aunque el ropaje despiste.
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