Aurelio Romero

Mejor la sanidad privada

Opinión

21 de marzo 2025 - 03:08

Entre la pública, con abultadas listas de espera, o la privada, con magníficos hospitales (algunos, por el nombre, parecen de Boston) que aplican técnicas quirúrgicas con robots de última generación guiados por expertos cirujanos y disponen de los tratamientos más avanzados, no hay color: gana la privada por goleada. Y hasta es probable que en sus habitaciones, amplias, individuales y con cama para acompañante, pongan flores frescas cada mañana. Ahora bien (siempre hay un pero), dirás que esta sanidad es la mejor si gozas de una salud de hierro hasta el fin de tus días y jamás vas al médico (un buen infarto a los noventa y muchos, y punto), o eres muy rico, de tal modo que si la factura asciende a ciento ochenta y ocho mil (consultas, pruebas, operación, estancia, costosos fármacos, etcétera), la pagues con un cheque de doscientos mil y que se queden con las vueltas. ¿Que usted tiene un seguro médico privado? Eso es un quiero y no puedo, hombre, no me haga reír. Aunque si le llega para visitar con menos esperas a unos cuantos facultativos (que si no son muy amables, aunque correctos, igual es porque no les suben las tarifas desde finales del siglo pasado), y le hacen un par de pruebas que confirmen un diagnóstico, bueno, abone los ‘copagos’ (pocos o muchos según sea su póliza) y acuda con todos los informes a la pública: le pondrán (hoy por hoy, eso sí) el mejor tratamiento… cuando le toque. A no ser que venda su casa: le sobrará para un año de alquiler y luego podrá hacerse okupa. El diario Abc (poco sospechoso de estar próximo a Sumar o Podemos) lleva días publicando que destacados oncólogos denuncian que la sanidad privada restringe terapias contra el cáncer de uso común en la pública, por su elevado coste, y esto afecta, claro, a los de Muface. Los funcionarios ya estaban más tranquilos, pero le pueden montar a Óscar López una huelga para que aumente aún más la financiación a las aseguradoras. La sanidad privada es lo que tiene, que busca el máximo beneficio, vaya una novedad. Le recomiendo, ministro, que permita a los funcionarios enfermos de gravedad poder cambiarse a la pública una vez al mes, en lugar de una o dos al año, y que Asisa y Adeslas se queden sólo con los leves y, sobre todo, con los sanos, sanitos. Ya verá qué contentas se ponen. Respecto a la pública, ¿cuánto la tienen que deteriorar para que la defendamos a gritos en las calles todos los fines de semana?

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