Mefistófeles y Sánchez

14 de agosto 2024 - 03:08

La semana pasada mi amigo Juan me ha enviado por correo postal desde Dúrcal un librito curioso. Tengo que decir que ha tardado 11 días en llegar. Increíble pero cierto. Durante la dictadura Correos era más serio y desde luego más rápido. Esto es un hecho indiscutible y hay que decirlo. El librito aludido es de tamaño octavilla y el título es: “Manual del baratero y arte de manejar la navaja”. La palabra baratero, ya en desuso, significa engañador, tramposo. Pues bien como este tipo de personas no solamente no han disminuido sino que han aumentado de forma exponencial y además dirigen el país (El jefe de Correos también) hay que desenterrar y recuperar la palabra baratero.

El manejo de la navaja nunca fue un arte propio de caballeros, como sí lo fue la espada el florete o la pistola. Fue sin duda lo más bajo que practicaron lo peor de los barrios más bajos. Ahora la navaja, la chaira, la mojosa, la herramienta, pincho, hierro, abanico y algunos nombres más con que se la conoce vuelve a la actualidad. Nos dan navajazos a diario, la mayoría por la espalda; algunos son mortales y otros nos dejan malheridos para el resto de nuestras vidas.

La semana pasada hemos vivido uno de los espectáculos más bochornosos de toda nuestra Historia. El prófugo Puigdemont, que permanece con orden de busca y captura por la justicia española, ha permanecido en Barcelona durante 48 horas y como hacía calor en su madriguera se ha tomado la libertad de darse un paseíto por el centro de la ciudad condal. Yo tengo la sospecha de que es al revés, que vive en España desde hace tiempo y de vez en cuando se escapa a Bruselas a dar una vueltecita. ¿Dónde va a estar más seguro que en Cataluña? Se están buscando culpables entre los mossos d’ esquadra por la presencia del prófugo en territorio español y posterior desaparición. Esto es una pantomima que terminará con una pequeña sanción a un par de mossos o quitarle el postre durante una semana. Somos el hazmerreir de Europa con ramificaciones que llegan a Asia y América. Sin embargo todos sabemos que el único responsable es P. Sánchez, quien tiene comprometida su permanencia en el sillón de Moncloa con Puigdemont a cambio de su inmunidad. Ni siquiera el ministro Marlaska en este caso es el responsable. Es posible, al menos, que el Presidente Sánchez haya promovido este escándalo para tapar durante un tiempo la corrupción con el tráfico de influencias de su mujer y de su hermano. Esta familia de barateros, truhanes, trileros y tahúres y sus dóberman son los que rigen el destino de España. Antes o después tendrán que dar cuentas ante la justicia y el pueblo soberano de esta villanía.

Estos adjetivos fuertes no fueron creados en su día para aplicarlos a Pedro Sánchez sino a personas que practicaban asiduamente alguna de estas artes poco honrosas. Lo que nadie esperaba ya en el tercer milenio, es que un presidente de gobierno fuese acreedor a estos adjetivos propios del hampa. Me pregunto si Pedro Sánchez ha dicho alguna verdad en los últimos 10 años. Soy consciente de la gravedad de lo que digo, pero siento vergüenza de mi presidente que es capaz de vender España a precio de saldo para mantenerse en el poder. Solamente hay otro grupo de personas que también me producen nauseas y son los políticos del PSOE que se manifiestan a diario en contra de la política de Pedro Sánchez, pero que a la hora de materializar este desacuerdo con su voto, lo siguen apoyando. Ni siquiera se abstienen, lo votan y esto los convierte en cómplices.

En la famosa obra “Fausto” de Wolgang von Goethe, Fausto vendió su alma a Mefistófeles a cambio de disfrutar de todos los placeres mundanos, buena vida y eterna juventud; pero Sánchez no está vendiendo nada suyo, sino lo que es de todos los españoles, aunque él, en su humildad, se cree que el gran cortijo español es suyo. El diablo le ha dado un palacio, un falcom con su bodega llena de vinos “Gran Reserva” con su piloto siempre calentando motores por si surge un mitin o una comilona, en fin minucias, socialismo sin ningún tipo de caretas. A cambio de esta vidorra Sánchez le ha entregado a Mefistófeles nuestro patrimonio material y cultural, nuestro honor, nuestra honra y nuestras creencias.

Sánchez será juzgado antes o después en este mundo o en el otro. Yo particularmente creo que en los dos…

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