Equipo Alfredo
Tormenta de bulos
El balcón
Mazón se queda. Es el resumen de las dos horas y media de comparecencia del presidente de la Generalitat Valenciana. Carlos Mazón hizo ayer en las Corts una demostración de lo que un funcionario de partido hace en un momento crítico. Dijo que no iba a eludir ninguna responsabilidad, pero las sepultó todas bajo toneladas de datos sobre caudales, millones, horarios, kilómetros, metros cúbicos, avisos, recomendaciones y advertencias. Una ensalada de números en la que hubo una autocrítica: le hizo una profunda autocrítica al Gobierno de la nación, por su retraso en afrontar obras de preservación del litoral en la zona afectada, por no haber puesto en marcha en Valencia la tecnología digital de alerta, “que sí tiene activada en el Ebro [Cataluña]”. Y, sobre todo, puso el foco en que la Aemet y la Confederación del Júcar, le dieron a los servicios regionales de emergencias una información fragmentada, tardía e insuficiente.
El funcionario Mazón fue a las Corts a enrocarse, acusó a los servicios estatales de apagón informativo durante dos horas y media, pero no dio explicaciones sobre qué hizo él entre la una y las siete de la tarde, ni por qué un día tan complicado dedicó tres horas a un almuerzo con su presentadora de eventos favorita y jefa de prensa de un club de fútbol. Según él, hizo lo que pudo con la información de la que disponía. En ningún momento se planteó que quizá no supo qué hacer. A lo peor, el problema era tener en su gobierno consejeros que opinan que el cambio climático es beneficioso, porque hay más días de sol y eso es fenomenal para el turismo. A lo mejor, el drama es que esa misma mañana él estaba criticando a la Universidad de Valencia, por suspender las clases y perjudicar al sector hotelero ante el puente que se avecinaba. Tampoco asumió responsabilidad por haber puesto al frente de Emergencias a un recolocado de Ciudadanos, aunque ahora creará toda una consejería, se supone que sin ese enchufado.
También crea una vicepresidencia específica de reconstrucción para la que exige al Gobierno 31.000 millones de entrada. Ofrece una comisión de investigación en las Corts y reclama otra en el Congreso. Es posible que se puedan mejorar los protocolos de alerta; crear teléfonos rojos de conexión directa, además de alertas rojas. Pero lo que es seguro es que el equipo de gestión valenciano es manifiestamente mejorable. El funcionario Mazón se agarra al sillón. Descarta su dimisión, lo más que ofrece es no presentarse a la reelección en 2027. Cuando habla de futuro, de esperanza, de fe o de recuperación de Valencia, parece referirse a su suerte personal.
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