La mano de obra extranjera, sostén de la economía provincial

La mano de obra extranjera es la base sobre la que se sostiene la economía. Los contratos en origen lo mejoraría y ayudaría a todos

El algodón no engaña. El mítico anuncio, que aún hoy se recuerda en cualquier campaña publicitaria que se precie, es el perfecto argumento para dejar claro de una vez, si es que ya no lo estaba, que la mano de obra extranjera es la base sobre la que se sostiene la economía de la provincia de Almería. Más de 25.000 personas, en concreto 25.519, procedentes de otros países están inscritos como demandantes de empleo en esta tierra. La mitad, 13.048, lleva esperando hasta seis meses para encontrar un trabajo. Casi uno de cada cinco, 4.242, más de un año. En ninguna otra provincia andaluza hay tantas personas extranjeras que quieren encontrar un puesto en el que desarrollarse, y no lo logran, como en suelo almeriense.

Son datos del INE, extraídos por la Junta de Andalucía, que acaba de dar a conocer un informe sobre el mercado laboral en las personas extranjeras. A cierre de 2024, Almería tenía 33.377 cotizantes nacidos en otros países que no son España y 8.075 autónomos. Quienes llegan al conjunto de los 103 municipios almerienses en busca de una nueva oportunidad, acaban encontrándola principalmente en el comercio, 13.977 afiliados al Régimen General de la Seguridad Social y 2.022 autónomos, en el transporte, 5.245 contratados, y en la hostelería, 4.503 empleados.

Aunque no es su dedicación principal, el sector primario cada vez da más trabajo entre quienes llegan de fuera del país. Quienes cotizan a la Seguridad Social en el campo y la mar lo hacen principalmente como autónomos, 1.291 frente a 401 contratados. En ninguna otra provincia hay tantas personas extranjeras trabajando en este ámbito y la cifra supera tanto los niveles previos a la crisis de 2008 como los pre-pandemia.

Pese a la situación del sector, que no ha dudado en los últimos años en criticar la competencia desleal, los bajos precios o las medidas climáticas, siendo especialmente contundente la protesta del pasado invierno, cada vez hay más empleo. Existen casi el doble de extranjeros que hace seis años, en el cierre de 2018, y casi el triple que una década atrás. El número de trabajadores a cuenta propia se ha triplicado de igual manera. En 2014 eran 355. Con estos argumentos parece bastante complejo mantener la demonización hacia el trabajador que llega de fuera en el que todavía hoy se empeñan algunos partidos políticos. Mensajes basados en bulos, con argumentos de ayudas que luego no son o soldadas que nunca aparecen, es un argumentario que cae por su propio peso, tan sólo basado en el odio y con claros tintes racistas. Bien es cierto, que con las necesidades de empleo que existen y la falta de mano de obra autóctona para cubrirlo, si parece razonable que el control de fronteras se establezca bajo parámetros como contratos en origen y, sobre todo, respeto laboral por aquellos que llegan sólo a trabajar y buscando una vida mejor.

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