Manifestaciones de jóvenes fascistas

La semana pasada vi un reportaje en televisión donde aparecían manifestaciones de jóvenes usando símbolos fascistas, banderas con el águila y alguna cruz gamada. Se trata de un fenómeno que ha aparecido recientemente y según los comentarios de quienes intervenían en el reportaje, la ultraderecha está creciendo cada día que pasa en la juventud de nuestro país. Habría que preguntarse por qué estos jóvenes, que han crecido en democracia y gozan de libertad, salen a la calle para manifestarse a favor de una dictadura. La transición fue modélica en el sentido de que se produjo el cambio de una dictadura a una democracia sin enfrentamientos violentos, pero posiblemente por el cierre de filas de los partidos demócratas con los herederos del franquismo, se corrió un tupido velo sobre los cuarenta años de dictadura, y las nuevas generaciones no conocen lo que significa vivir bajo un régimen que impone unas reglas que controlan cada movimiento. El franquismo no se limitaba a tomar medidas condenatorias contra los adversarios al régimen - un hecho propio de una dictadura que sus defensores parece justificar - sino que afectaba a la vida cotidiana de todos los españoles. El divorcio estaba prohibido y es posible que entre los que se manifiestan con vivas a Franco haya algún divorciado que viva feliz con su segunda esposa de la misma manera que el líder de VOX Santiago Abascal. En la dictadura había una ley de Vagos y Maleantes que condenaba con penas de cárcel a los homosexuales y hoy pueden contraer matrimonio dos personas del mismo sexo sin problema. El adulterio era un delito que condenaba a una pena de seis años a la mujer “que yace con un varón que no es su marido”, pero el hombre casado que yace con otra mujer estaba libre de pena. La censura establecía normas que prohibían manifestaciones artísticas de diversa índole limitando su contemplación y su disfrute. Había un índice de libros prohibidos que no permitía la publicación de aquellos que no eran aprobados por una censura que, de la misma manera, impedía la entrada en España de discos que, según el censor de turno, eran poco recomendables. Las películas se miraban con lupa, y para ver “El Exorcista” o “El último tango en París” había que viajar a Perpiñán. Lo dicho pueden parecer perogrulladas, pero hoy hay jóvenes que gozan de libertad para manifestarse contra la democracia sin jugarse la vida, como se la jugaban los jóvenes que se manifestaba contra la dictadura.

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