
Mis cosas
Diego Martínez
Ana María Matute, la gran escritora que siempre sonreía
Si tan mal lo está haciendo el gobierno de coalición, lo propio sería que el PP presentase una moción de censura, pero tirándose a la calle el próximo domingo, levantará pasiones entre quienes ven el demonio en la persona de Pedro Sánchez, pero Alberto Núñez Feijoo no conseguirá viajar en el Falcon. Llevamos dos años con un gobierno presidido por el PSOE, un partido que no fue el más votado en las últimas elecciones. Para tomar el poder, Pedro Sánchez tuvo que negociar con partidos de distintas posiciones ideológicas, con los que consigue pactar acuerdos cuando presenta un proyecto de ley en el Congreso de los Diputados. Supongo que, hasta la fecha, mantiene su confianza porque quienes lo apoyan, no ven en la oposición un partido que les ofrezca mejores expectativas. Si cada vez que el Ejecutivo ha presentado un proyecto de ley, el PP hubiese ofrecido alguna alternativa que convenciera a cualquiera de los grupos que sostienen a Pedro Sánchez, podría llegar el día que Núñez Feijoo consiguiera mostrarse como una mejor opción. Pero desde que Pablo Casado calificó al Gobierno de ilegítimo y la emprendió con una retahíla de insultos a Pedro Sánchez, marcó el rumbo por el que había que hacer oposición y su sustituto va por el mismo camino, sin mostrar un ápice de lo que haría, si algún día consigue instalarse en la Moncloa. Los insultos a Pedro Sánchez ocupan todas las páginas que, hasta la fecha, nos ha mostrado el programa de gobierno del PP. Un insulto dicho a tiempo con motivo de una infracción concreta, puede calificar a la persona insultada. Pero un insulto detrás de otro, con múltiples significados y dichos a mogollón, se convierten en un toque de zambomba que sólo sirve para calentar a las masas que se suman a la gresca. Creo que la manifestación anunciada es la sexta convocada por la derecha, aunque, en esta ocasión, VOX no se sube al carro porque considera que el PP está perdiendo fuelle. Van a poner autobuses para quienes no quieran perder la oportunidad de pasar un buen día llamando mafioso a Pedro Sánchez que es el insulto que ahora toca. Al día siguiente acapararán portadas los patriarcas que encabecen la manifestación llevando la pancarta, y Pedro Sánchez las verá sentado en su despacho de la Moncloa.
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