La Rambla
Julio Gonzálvez
Ya estamos en diciembre
Bien conocida y famosa se hizo la frase con la que titulo esta Rambla mía, quizás por venir de quien venía, pues no entra dentro de lo razonable, en principio, pues sospechar de Federico Trillo, a la sazón, Presidente de las Cortes de España, como personaje que diga palabras mal sonantes. Y es que, bien analizada la frase, no se puede decir que sea un taco en pleno sentido de la palabra. El “huevo” conlleva una serie de connotaciones que denotan, casi siempre, situaciones y experiencias caracterizadas por una cierta exageración; aparte, por supuesto, de los significados que tiene en el plano puramente alimenticio. ¿Quién no recuerda la escena del camarote, de los hermanos Marx…Y dos huevos duros?
Los órganos sexuales masculinos, coloquialmente llamados huevos, sirven para muy pocas cosas. Importante, sí, pero pocas y cuando los pronunciamos casi nunca hacemos referencia a su auténtica función. Por ejemplo, cuando alguien dice que una cosa se hará por huevos es casi seguro que se está refiriendo a una imposición, a una cuestión que no tiene que ver con la razón, sino con la fuerza. También solemos utilizar la expresión tener huevos para decir de alguien que tiene carácter, que es capaz de actuar temerariamente, que lo arriesgaría todo, asumiendo con entereza la pérdida de lo mucho o poco que tiene, y que volvería a empezar sin importarle las dificultades que encontrara en su camino. Lo que comúnmente llamamos huevos es un mal resumen de muchas cosas. Por eso, aunque me chirrían los oído cuando la escucho, entiendo que los sufridos seguidores de algunos equipos canten “échale huevos, equipo, échale huevos”, a los zánganos jugadores de algunos equipos, con la melodía de “Guantanamera”, la popular canción cubana, porque gritarles a los jugadores que sean generosos y solidarios, que combinen inteligencia y arrojo, velocidad y depurada técnica, visión de juego y contundencia en defensa y capacidad de sacrificio, es, casi seguro, demasiado pedirles…y menos a los que no “sienten el escudo” que con tanta facilidad besuquean. Además, esas cosas colganderas a las que llamamos huevos no tienen nada que ver con los sexos ni con los géneros. Los seres humanos más valientes, los más osados y generosos, esos que le plantan cara a la vida con más coraje y que demuestran mayor capacidad de sacrificio, son posiblemente todos mujeres.
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