Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
La leja
En los primeros días de diciembre, Sevilla celebra la religiosidad popular con la procesión de la Magna, un evento extraordinario que cierra el II Congreso Internacional de Hermandades. Esta procesión magnífica, de gran importancia histórica, reúne las devociones más significativas de la ciudad y provincia en un único acto de fe, trascendiendo los tiempos litúrgicos habituales.
Originalmente, el congreso estaba programado para celebrarse en octubre. Sin embargo, de-bido a la fase final del Sínodo, se decidió trasladar la fecha al 8 de diciembre, día en que se celebra la festividad de la Inmaculada Concepción. Este dogma, proclamado en 1854, sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde su concepción, reflejando dos mil años de tradición cristiana y siendo uno de los cuatro reconocimientos marianos de la Iglesia Católica.
La Magna suele ser un evento excepcional que se lleva a cabo en ocasiones especiales y se distingue por su carácter solemne, ya que reúne a una gran cantidad de imágenes religiosas de gran veneración en la ciudad, y se realiza en un día señalado del calendario litúrgico, como el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción. Es un acto que pone en valor la religiosidad popular y la tradición católica sevillana, concentrando la devoción y la fe de la ciudad en una manifestación de gran trascendencia religiosa y cultural.
En la Magna de Sevilla, las representaciones sagradas que participan son seleccionadas entre las más importantes y veneradas de las distintas hermandades de la ciudad y la provincia. Estas tallas suelen formar parte de procesiones extraordinarias o celebraciones de especial relevancia. En general, se eligen aquellas obras que representan momentos clave de la religiosidad hispalense y que gozan de una especial devoción en la ciudad y la provincia.
La selección de estas representaciones tiene un doble propósito: por un lado, mantener la devoción popular y, por otro, destacar los lazos históricos y espirituales que unen a las hermandades sevillanas y a la ciudad en su conjunto. La Magna es un evento que sobresale por su carácter excepcional, ya que estas obras suelen procesionar únicamente en contadas ocasiones, y su presencia re-fuerza el sentido de unidad y comunión en la fe. Por tanto, las tallas que participan son elegidas no solo por su devoción popular, sino también por su capacidad para representar la esencia religiosa de Sevilla, así como por su vinculación con la celebración litúrgica del momento, como es la solemnidad de la Inmaculada Concepción en este caso.
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