A Vuelapluma
Ignacio Flores
Los míticos 451º F
Ayer fue Pentecostés, Domingo de Pentecostés, culminación de la Pascua, Día del Apostolado Seglar. Representado en la piedad popular de máximo calado con la multitud de fieles, devotos y cofrades de las Hermandades del Rocío, que han peregrinado desde diversos sitios de España y fuera de ella, también desde Almería, a la aldea de Almonte, Huelva, a reencontrarnos y rendir veneración a la "Blanca Paloma", la Virgen del Rocío, al llegar la Pascua a su plenitud.
Después de cincuenta días celebrando la Resurrección del Hijo de Dios, la Iglesia Católica celebra la venida del Espíritu Santo, el don prometido por Jesús de Nazaret a sus Apóstoles y a Su Madre, a toda la comunidad de creyentes, siendo el momento de la constitución de la Iglesia con el bautismo en el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia y motor de la vida cristiana. Pentecostés implementa la verdad plena de la Resurrección de Cristo, penetrando de lleno en la razón, el corazón y el alma transformándonos en personas pascuales, es decir, creyentes y testigos de la resurrección de Cristo, capacitándonos cada año en comunión eclesial en una fuerza transformadora desde el interior de nuestro corazón, impregnarnos, especialmente, de amor y sabiduría en nuestras comunidades parroquiales y asociaciones pías, hermandades y cofradías.
El mes de mayo ha finalizado con el nombramiento diocesano por parte del Obispo Antonio Gómez Cantero de ocho santuarios en la provincia de Almería, cuya decisión episcopal va a potenciar la función evangelizadora, promover la renovación pastoral de la piedad popular, ofrecer a los peregrinos una asistencia espiritual y eclesial adecuada, y cuidar la dimensión cultural y artística de estos lugares de piedad y devoción.
Aunque, considero, salvo superior criterio, que la Iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario, Patrona Coronada y Alcaldesa Perpetua de Roquetas de Mar, debería de haber estado en este grupo de templos marianos escogidos por Monseñor Gómez Cantero como Santuarios.
Abrámonos a la esperanza de Pentecostés que nos dará alas. Recemos juntos por la esperanza y celebrémosla en presencia de Cristo resucitado como Dios de la vida y con María, Madre de la esperanza.
Paz y Bien.
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