
Antonio Lao
¿Qué esperar del nuevo secretario provincial del PSOE?
El Sol de Villalán ocupará prácticamente toda la Plaza Vieja. Nuestro difunto amigo Emilio Esteban Hanza estaría contento. Bueno, siempre y cuando le pongan un letrero con el nombre, porque si no mucha gente seguirá diciendo (y escribiendo) Sol de Portocarrero. De momento, las losetas de mármol (o del material que sea) que hay ya puestas en la plaza no permiten ver nada del futuro dibujo.
El personal en general, tanto los que lo hemos visto en directo (estamos siguiendo la obra como corresponde a los jubilados), como los que han visto la foto que corre por las redes como pólvora seca, dicen que es más feo que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Habrá que esperar a verlo completo, no seamos agoreros. Lo único que nos atrevemos a decir es que las losas (adoquines, tacos, cubos, como se llamen) tienen unos colores poco atractivos, y su combinación, de momento, parece poco afortunada.
Mientras no esté acabado el conjunto habrá que mantener la confianza en el buen gusto de la arquitecta Susana Ordaz, que está acreditado en sus numerosas obras municipales. Eso sí, dado el tamaño previsto para el Sol de Villalán (no de Portocarrero, repetimos el eslogan de Emilio), el personal en general opina que para verlo bien habrá que subirse al terrado del Ayuntamiento, que tan buenas vistas tiene. O agenciarse un dron.
Por cierto, las losas que han empezado a poner en el Paseo son “similarmente iguales”, que decía Pazos en Air Bag, a las que ya se ven abundantemente en la plaza de la Constitución. Hasta hoy solo hay un par de cuadrados al principio del Paseo, uno con losas de color claro y otro con tonos rojizos.
La combinación de ambos colores en las distintas vías, aceras, cruces y plazas del nuevo Paseo ya se verá. Esa incertidumbre no deja de ser un aliciente para que los “vigilantes de las obras” estemos entretenidos y acudamos a diario, con lo que el centro de Almería, si no consigue recuperar ambiente juvenil y maduro, al menos tendrá una afluencia abundante de carrozas, palmeros, jubilatas y desocupados varios.
Y que conste que todas las estadísticas apuntan a que los viejos tenemos más poder adquisitivo que los jóvenes. Tomamos más café, churros, copas de anís con limón y cañas. Y compramos zapatillas, batas, bufandas, gorras y sombreros…Hora es de que los comercios del centro hagan ofertas “tipo Imserso” en lugar de esperar a los cruceros, que vienen un par de días al año.
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