Menos lobos, Caperucita

05 de abril 2025 - 03:08

Lo hemos intentado, pero no vamos a tener más remedio que escribir sobre el tema del momento: los aranceles de Trump. Que, por cierto, él los llama “recíprocos” falsamente, porque dice que nos los aplica en respuesta a lo que le cobramos y las cifras que utiliza para calcularlo son retorcida y absolutamente falsas. Entre paréntesis, muchos medios y opinantes usan el adjetivo “recíprocos” inadecuadamente, porque no se les puede llamar así hasta que los demás países no reaccionemos y les pongamos aranceles a los productos de EE.UU. Volviendo al tema, hemos decidido opinar porque nos parece excesivo el miedo a una debacle económica mundial. Desde luego que esto no va a ser un problemilla pasajero: no beneficia a nadie, ni siquiera a los autores del desaguisado; la inflación va a subir en todos los países, aunque no en todos por igual; va a haber una recesión generalizada, pero tampoco en todos la misma. Todo depende de la relación comercial que tenga cada uno con USA. Pero de ahí a que la situación desemboque en un caos mundial hay mucho trecho. Si hay una recesión a escala mundial podría llegar al uno por ciento, que es mucho; en algunos países sería una tragedia pero a los más desarrollados sólo les jodería un poco. Por ejemplo, el secretario general de la COAG, que es de Almería, ha dicho que nuestras ventas de frutas y hortalizas a Estados Unidos son irrelevantes. Lo del aceite de oliva es más significativo: España les vende casi 200.000 toneladas. Pero aquí se puede aplicar lo que ha dicho Ferrari, que al cliente de sus coches le da igual que le cueste cuatrocientos mil dólares que cuatrocientos ochenta mil. Por la misma razón, sabiendo que el AOVE es un producto de alta gama en aquel país, al elitista consumidor de este lujo gastronómico le va a dar igual pagar la botella de medio litro a 24 dólares en vez de los 20 actuales.

En el resto de productos sí tendremos que reaccionar con mucha cabeza y adaptarnos a la nueva situación, porque además afecta a todos y más cuanto más desfavorecidos esté uno en la escala social, como siempre. Lo que no podemos hacer es caer en el fatalismo. Porque habitualmente al que afronta los problemas pensando que le va a ir fatal, le acaba por ir fatal. Nosotros, de momento, vamos a evitar comprar en Amazon, teléfonos de Apple, zapatillas Nike, Jack Daniel´s…De McDonald estamos quitados desde hace lustros, No hablamos del Tesla ni de la Harley-Davidson porque ya no nos quieren renovar el carné.

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