¿A dónde llegaremos?

Ya ni en estas fechas se siente la compasión con el enemigo. Mientras todos estábamos la otra noche con nuestros familiares o amigos comiendo las uvas, otras se dedican a mostrar violencia en las calles como borregos. Lo que pasó la última noche del año en la calle Ferraz es realmente peligroso. Principalmente se está generando una actitud de pasotismo en la que todo vale con una violencia inaudita que, por si fuera poco, a veces está apoyada por algunos políticos. Muchos de los que estuvieron dando palazos a un muñeco que simulaba ser Sánchez, seguramente se pondrán muy nerviosos cuando vean quemar la bandera española o fotografías de Felipe VI. Lo que no entiendo es que los que rezan en la calle de la sede socialista y gritan al mismo tiempo traidor están aumentando la autoestima del presidente del Gobierno. Le hace más fuerte y se vuelve noticia convertida en bomba de humo y así evita hablar de lo que realmente preocupa, como son las cosas del comer. De hecho ha sido lo primero que ha hecho el PSOE en Año Nuevo, denunciarlo y echar culpas a VOX y al PP. Algo normal y lógico en lo que ahora se llama política. También les digo a los militantes y a la Ejecutiva que si les han sentado mal los hechos, que me parece normal, les invito a reflexionar sobre la reforma de la Constitución que quieren hacer los socialistas con sus socios de Gobierno para despenalizar la quema de banderas u otro tipo de hechos . También deben de reflexionar cuando en el País Vasco se realizan homenajes a etarras en frente de las casas de las víctimas. Con todo esto se reflexiona el punto de dónde está la libertad de expresión. Muchos jueces lo han sentenciado así como un derecho ¿pero cuál es el límite? Vivimos en un momento en el que el significado de la palabra respeto ha desaparecido casi hasta del diccionario. Ahora Sánchez tiene carrete para empezar este 2024 . Como siempre pasa en la vida, cuando le toca a uno el marrón sí que pica, mientras tanto se pasa del asunto.