LIMPIAR LOS RÍOS

15 de noviembre 2024 - 03:09

Desde Europa nos llega el mensaje de que limpiar los ríos benefician las riadas, las inundaciones, las catástrofes como las vividas este otoño. Por lo que cuando desde el mundo de la ecología se prohíbe la limpieza de estos, se recomienda quitar los azudes, las pequeñas presas, dejar el libre camino de los ríos, se está luchando contra el desbordamiento de los mismos.

No es la opinión de los agricultores que viven en las riberas de estos, basada en la historia vivida a lo largo de los años por las familias. Para ellos, la limpieza de los cauces, el quitar las cañas, el sacar arena, era la base para controlar lo que las avenidas de ríos y ramblas arrastraban. En estos últimos años ha imperado la voz de Europa. No se han limpiado los cauces, no se han cortado las cañas, no se ha permitido sacar arena. ¿Quién tiene la razón? Argumentos se exponen por parte de los dos bandos, por lo que: ¿A quién nos creemos?Si es cuestión de fe, y la misma siempre tiene algo de dogma, y en todo dogma algo de sectarismo vamos a encontrar, se harán dos frentes y se dedicarán a tirarse piedras los unos a los otros. Conclusión: saldrán los ríos, no se habrán realizado los trabajos necesarios, habrá desbordamientos, y volveremos a llenar las aceras de cadáveres, de uno y otro bando, porque las aguas, cuando deciden salir, lo hacen sin mirar los carnets políticos o ecológicos de los que caen en medio de sus torrenteras. Si habla usted con los alcaldes de eso municipios ribereños, te cuentan que la limpieza de los ríos ha sido siempre una constante en estos pueblos, que lo hacían los propios vecinos, con los medios que tenían, pues eran conscientes de que sus cosechas, sus tierras y a veces sus casas y familias dependían de la limpieza del río o de esa rambla que nunca llevaba agua, pero que más de un susto había dado a lo largo de la historia al pueblo.

Estos alcaldes están obligados a impedir que se limpien los cauces, son órdenes de las alturas. Y ahí están las cañas, las que durante años fueron parte de la economía de las familias, pero que hoy solo estorban en los márgenes de los ríos, según los agricultores, pero que para los habitantes de esos despachos de donde llegan las órdenes, son vitales ante una crecida, una avenida, un desbocado caudal de agua que baja arrasando con todo lo que se va encontrando en el camino. Una de las dos posturas es posible que sea la culpable de lo ocurrido en Valencia, en Castilla o en Almería. ¿Pero cuál? No intente que se pongan de acuerdo, no lo logrará.

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