Juana y su hermana

Su propio afán

Soy muy respetuoso con los principios y las convicciones de cada cual, incluso con las políticas. Casi nadie sigue el mal o el error aposta, sino el sesgo de bien o el ápice de verdad que alienta bajo cualquier ideología. Podremos ser rivales y discutir, pero ese núcleo duro de buena fe yo no se lo niego a nadie. Si no hay prueba en contra.

El problema con el actual socialismo español es que se amontonan las pruebas en contra, como en el caso de Begoña. Por lo que vemos, los militantes y los votantes del PSOE están dispuestos a defender una cosa y su contraria (Juana y su hermana) sin que se les mueva un músculo de la cara. No Pablo Iglesias, sí; no ERC, sí; no Bildu, sí; no indultos, sí; no amnistía, sí; no cesión de impuestos, sí; no referéndum, etc. Y esto ya no es serio.

Es muy probable que muchísimos de ustedes no sean conservadores recalcitrantes (vulgo: reaccionarios), españoles a machamartillo (vulgo: fachas) y católicos (vulgo: ultramontanos) como yo. Casi nunca estarán de acuerdo conmigo (normal), pero no criticarán mi integridad intelectual (gracias). Si como es lógico defiendo con frecuencia al partido que, con las naturales holguras, sostiene mis principios, pueden afeármelo, faltaría más, pero nada más. Sin embargo, si empiezo a cambiar de opinión y creencias al ritmo que marcan los intereses, digamos, de Abascal, tienen mi permiso para despreciarme, que es lo mismo que yo haría al mirarme al espejo.

stats