Tábula Rasa
Guillermo de Jorge
Uceda y Cassinello, Night & Day
El balcón
El rey Juan Carlos quiere contar su versión, antes de que le roben su historia. Dicen los ingleses que en unas memorias hay que empezar por los errores. Ahí tiene buen material para el inicio del libro que publicará en Francia. Pero también dispone de una útil hoja de servicios. Hans Magnus Enzensberger en su ensayo Los héroes de la retirada se ocupaba de un nuevo estilo de héroes. Los clásicos representan el triunfo, la conquista o la victoria; los del autor bávaro son protagonistas de la renuncia, la demolición, el desmontaje.
Citaba Enzensberger al general prusiano Carl von Clausewitz, influyente teórico de la estrategia, para establecer que la retirada es la operación más difícil de todas. Juan Carlos fue capaz de desmontar la dictadura franquista y llevar España a la democracia, pero no supo retirarse bien. Quizá no pudo. La fortuna amasada ejerciendo de comisionista internacional fue investigada por la Fiscalía del Tribunal Supremo, que encontró pruebas de cuatro delitos; blanqueo de capitales, contra la Hacienda pública, tráfico de influencias y cohecho. Algunos habían prescrito, otros entraban en la inviolabilidad del rey recogida en el artículo 56 de la Constitución y sobre el resto hubo indulgencia plenaria.
La revista que ha anunciado este libro recoge declaraciones del autor, en las que afirma que su padre le aconsejó que no escribiese memorias; que los reyes no hacen confidencias, para que sus secretos queden ocultos en la penumbra de palacio. Algo alejado de la indiscreción e imprudencia de su desempeño privado. Según la editorial, Reconciliación se ocupa de la época dorada de su reinado, cuyo punto álgido fue frenar el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Javier Cercas en Anatomía de un instante, su libro sobre el golpe, cita la teoría de los antihéroes modernos de Enzensberger y deja alguna duda sobre la contribución del rey en la caída de Suárez.
Será curioso ver los errores y malas decisiones que Juan Carlos reconoce en estas confesiones a corazón abierto, que presenta como una despedida porque no le queda mucho tiempo. Uno de sus desatinos fue la participación del servicio secreto en el alquiler de una casa en Boadilla del Monte para sus citas galantes con Bárbara Rey, cuyas fotos acabamos de conocer. Y las atenciones económicas que recibió la actriz del Cesid. La cara B del antihéroe es lo que le iguala a Julián Muñoz. Comisionistas desde la cosa pública, blanqueando a través de mujeres, Corinas, Isabeles, Maites. Este casposo descenso de la penumbra a las tinieblas es una decepción para toda una generación de juancarlistas.
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