16 de julio 2024 - 03:10

Quienes escribimos para el público y no solo para nosotros mismos –tipo “Querido diario”– deberíamos ser comedidos, pues nuestras opiniones pueden influir e inducir acciones de terceros que no esperábamos. Especialmente en todo lo que atañe al medio ambiente, es frecuente leer soluciones fáciles a problemas que son complejos, o ideas que denotan una mentalidad cavernaria, muy de Juan Español, que se ríe de cuanto ignora como decía el viejo Machado. Así, no es raro leer barbaridades, en lo que toca al medio ambiente, digo, en quienes por su representatividad o su supuesta formación debiéramos esperar ideas algo más elaboradas, mejor documentadas, bien asentadas en el conocimiento científico común o en las opiniones de quienes sí saben de eso. Y se dicen chorradas, por ejemplo, sobre las gacelas que murieron en el Parque de Rescate de la Fauna Sahariana a causa del festival que el Ayuntamiento organizó en la Hoya, o sobre los vencejos –200 parejas, no una– que anidan en la Estación Intermodal y que han obligado a cambiar el plan de derribo sobre ella. O, yo que sé, sobre el lince o la tortuga boba, en fin… Chorradas que definen muy bien la oquedad en la cabeza de quien las escribe –caramba, otra vez Machado–, o su ignorancia en el tema de que habla, o su desprecio por los temas medioambientales.

Se ha dicho siempre que el Ser Humano es el rey de la Creación. Joder, pues qué mal rey es: se está cargando el planeta, no respeta al resto de especies que comparten la Tierra con él y pone por delante su economía a la del resto de los animales y plantas. De ahí a creerse en el derecho a ahorcar galgos cuando ya son viejos para cazar, a destruir nidos de golondrina en la fachada de una iglesia, a tirar gatos al mar como han hecho en “el pueblecico”, a torturar hasta la muerte a los toros para divertirse, etc., no hay más que un paso. A Juan Español, el de las opiniones ligeras y las soluciones fáciles, le cuadra también hacer con seres humanos lo mismo: poner a la Armada en movimiento contra los cayucos, es una opinión que he oído otras veces en personas que suponía cultas y de carrera.

¿Qué haría una fragata si se topa en alta mar con un cayuco a la deriva con 60 personas, entre ellos niños y embarazadas? El derecho del mar obliga a socorrer a los náufragos y llevarlos a puerto seguro. Animales y humanos pobres, ¿qué haría un gobierno de este Juan Español con ellos?

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