
Abierto de Noche
Francisco Sánchez Collantes
Martes
Paso a paso
En este camino de Cuaresma, recordamos que todo está conectado, nuestra manera de cuidar la creación es una expresión de nuestro amor por Dios. Este tiempo sagrado nos invita a reflexionar sobre nuestra vida espiritual, reconocer dónde necesitamos transformación y tomar acciones concretas para hacer visible ese cambio en el mundo.
Este año, nuestra Cuaresma tiene un significado aún más profundo, ya que celebramos el Año del Jubileo. Es un momento para agradecer, renovar nuestro compromiso y actuar.
La Cuaresma es una invitación a mirar nuestra vida espiritual con ojos nuevos. Es un tiempo para reconocer las formas en que nuestros corazones necesitan cambiar, y luego emprender acciones concretas para hacer ese cambio visible en el mundo.
La Cuaresma es un tiempo especial para la reflexión y la acción a través de la oración, el ayuno y la limosna, mientras celebramos la memoria de nuestro Señor Jesucristo en su pasión, muerte y resurrección. Sabemos que la Creación también aguarda con ansiedad la redención por lo que la Cuaresma brinda cada año una oportunidad para que los católicos de todo el mundo profundicen su fe en Jesucristo como redentor de todo el cosmos, de todas las criaturas y de toda la Creación.
Este pasado primer viernes de Cuaresma en la Catedral de la Encarnación fue un encuentro multitudinario de creyentes y cofrades, bajo la dirección espiritual del Vicario y capitular Ignacio López Román, para besar con unción penitencial los sagrados pies de la imagen sagrada del Miércoles Santo, Nuestro Padre Jesús Cautivo de Medinaceli de la Real, Ilustre y Sacramental Cofradía del Prendimiento. Un referente cristológico de nuestra piedad popular en la capital almeriense en su 75º aniversario del tradicional Besapiés.
Llegado el atardecer del viernes, en el interior del templo catedralicio, el Quinario pasionista al Santo Cristo de la Escucha. Tras la Eucaristía, entre las bóvedas renacentistas y aroma a incienso, las XIV estaciones del Vía Crucis dirigido por el Deán del cabildo de canónigos, Juan José Martín Campos, con la presencia de devotos y de la fervorosa Hermandad penitencial de la madrugada del Viernes Santo. Todo un cúmulo y encuentro piadoso entorno a la Cruz redentora del indaliano Cristo y los silencios, gestos y miradas de María Santísima en sus misterios dolorosos. Vía Crucis que se celebra todos los viernes de Cuaresma con el Cristo de la Escucha en su paso procesional portado por cofrades y fieles. Paz y Bien.
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