
Abierto de Noche
Francisco Sánchez Collantes
Martes
Españaes una preocupación permanente. La llamada conciencia nacional ha quebrado definitivamente en los sentires de la gobernanza y la gestión pública, dando lugar a un deterioro institucional que estamos sufriendo en España en los últimos años, la degradación de nuestro Estado de Derecho y con muchas dificultades en todos los ámbitos de actuación de la vida social para que nuestra Patria recupere, sin convulsiones, el pulso constitucionalista perdido.
Celebramos el pasado viernes la fiesta litúrgica de San Francisco de Sales, fundador de la Orden de Religiosas de la Visitación de María y patrón de la prensa católica, periodistas y escritores. A él encomiendo este artículo y de la mano de nuestra Madre del Cielo a todos los enraizados en la sociedad civil en seguir transmitiendo a través de la palabra escrita, radiofónica y televisiva un hálito de esperanza ante tanta adversidad.
Nueva semana de esperpento político del Gobierno en un engañado Congreso de los Diputados el cual una parte se ha bunkerizado colocando a sus peones en el tablero y obviando que la democracia es libertad, un principio básico que ahora se cuestiona a cada paso que se da en la vida pública. Esta involución democrática parte de élites y gobiernos que parecen haberse cansado de las críticas de ciudadanos libres a sus fulleros decretos mezclando las “churras” con las “merinas”.
Frente a la vergüenza e indignación permanente que sentimos una parte de los españoles, que no nos sentimos seguros, cada vez que algunos abren la boca para sentar cátedra a la carta de sus intereses personales, obviando el bien común y los intereses generales, y neutralizando con beligerancia dialéctica cuando la oposición proclama a los cuatro vientos las verdades del barquero.
Para tornear la semana, la intromisión inadmisible del Estado en la vida eclesial y culto en la Iglesia Católica, exigiéndole que sus normas morales dirigidas a los católicos que reciben el Sacramento de la comunión durante la Eucaristía deben de interpretarse a la luz del principio de igualdad, que ellos especulan según su no saber de la libertad religiosa y entender de la sátrapa cultura Woke.
Si no cumplo con las condiciones de moralidad para recibir la Eucaristía, la Iglesia, los diáconos, sacerdotes u obispos, tienen derecho para negarme la comunión y no supone ningún tipo de discriminación, ya que lo esencial para los creyentes, de los fieles, es el carácter sagrado de la Eucaristía. En fin, paz y bien.
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