Impuestos del sector del automóvil

Hace días, acabaron las vacaciones para muchos españoles, aunque septiembre es un muy buen mes para disfrutarlas. Cientos de miles de coches circularon por nuestra red viaria, pues bien, el automóvil se ha convertido en la gallina de los huevo de oro del Gobierno. Una fuente de ingresos inagotable, cuyos fondos vía impuestos en general, transferencias, y multas de la DGT como por la mayoría de los Ayuntamientos de nuestros pueblos y ciudades y no repercuten en la mejora de los automovilistas y las infraestructuras. El iluminado ministro de Transportes se atrevió a decir que las carreteras suponen un gasto y que habría que sufragar vía impuestos especiales o peajes. Para que se haga una idea, amigo lector, los ingresos del Estado derivados directamente de los pagos de los automovilistas superan ampliamente los veinte mil millones de euros. Es decir, con solo un ejercicio se podría pagar el mantenimiento de nuestra red de carreteras durante los siguientes años, partiendo de la base que hay asignados mil doscientos millones de los Presupuestos Generales del Estado. De risa, si no entraran ganas de llorar al oír tanta simpleza.