
Antonio Lao
La lluvia de marzo, el agua del futuro
Paseo Abajo
El presidente de los andaluces, Juan Manuel Moreno, nos habla de humanidad a la hora de acoger a los casi ochocientos menas que reparte a su libre albedrío por territorio nacional, menos en Cataluña y País Vasco, el presidente del gobierno central, Pedro Sánchez. El principal paso a tener en cuenta es la ley, y Andalucía no es extremista, y está por cumplir la leyes, y es en segundo lugar cuando aparece en la boca del señor Bonilla lo de la humanidad. Ya no nos habla nada del corazón, y del tamaño del suyo, grande como nos dijo en otra ocasión, y menciona la humanidad, como el gran atributo humano y caritativo a tener en cuenta a la hora de acoger y proteger a estos menores.
¿Cuál sería el proceder más humanitario por nuestra parte ante estos menores no acompañados? Cojamos la parte final: menores y solos. No sería lo más humanitario por nuestra parte hacer que estos niños se reunieran con sus padres, sus hermanos, sus abuelos, sus primos, sus tíos. Que vivieran en el entorno donde han pasado su infancia, su niñez y su juventud. Imagino que sus padres estarán buscando a esos críos que no están en sus casas y que vuelvan a ella, y lo humanitario sería el que les ayudáramos a volver, si es que de verdad son niños y están solos y desamparados.
Lo cierto es que no parece que estemos ante menores que procedan de pueblos donde se está viviendo una guerra, donde se les persiga políticamente, y sus vidas corran peligro. No es este el caso, si así fuera, sería de humanidad y de corazón, ni grandes ni pequeños, abrirles las puertas necesarias para que tuvieran confort y cierta tranquilidad en sus vidas. No se dan estos casos de guerra en sus países, y el ochenta por ciento de los que llamamos menas no son esos niños menores con los que se nos abre el corazón, han cumplido la mayoría de edad, no son como se ha dicho en más de una ocasión: nuestros niños.
En estos días en los que se habla de rearme y de seguridad, que se mencionan los cientos de miles de millones para armamento, no estaría de más que nuestros políticos pensaran en la seguridad de todas las fronteras de Europa. La inmigración ilegal que llega a nuestras costas no deja de crear una inseguridad en las zonas donde se asienta. El caso de Canarias es el paradigma para el resto de país. Canarias no puede seguir soportando el número de personas que llegan a sus costas, de ahí el reparto que se viene produciendo y que ha levantado ampollas entre las comunidades. Cuatro mil hoy, mañana…?
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