
Antonio Lao
La agricultura de Almería y los aranceles
Comienzo a escribir estas líneas uno de los días más bonitos de la Semana Santa: el Domingo de Ramos. Siempre me ha parecido la Procesión más bonita de toda la Semana Santa. Quizás porque en la misma no se conmemora ninguna tristeza.
Además, como suele ir acompañada de muchos niños, me encanta. Son todo infantes con cara de felicidad e indumentarias alegres. Solamente es comparable a la de Jesús Resucitado.
Sin embargo, cuando salgan estas líneas en el periódico, será Miércoles Santo, día en que se conmemora la traición de Judas como espía infiltrado entre los discípulos. Por esa razón, entre sus denominaciones se encuentra la de Miércoles del Espía.
Un espía infiltrado entre los enemigos ha de tener unas cualidades muy concretas y muy especiales para poder hacerse pasar por amigo, cuando en realidad no sólo es enemigo, sino que está preparando una faena gorda contra los de ese grupo.
Entre esas cualidades está la de la paciencia y la de la hipocresía llevadas al máximo. No puede desesperarse por lo que a él le parece lento pasar del tiempo para conseguir su objetivo y, además, una vez conseguido éste, debe seguir siendo paciente para poder quitarse la máscara poco a poco, sin descubrir de golpe que es un traicionero. Todo eso se ve muy bien en los libros de Asterix en los que siempre hay espías alrededor de Julio César.
Lógicamente, siempre están cerca del poder. Pero claro, la paciencia no es infinita, y buena prueba de ello la tenemos en alguna moción de censura llevada a cabo por un aspirante a jefe de gobierno, que en cuanto tomó posesión y posición, “la sangre le bullía por las venas” para hacer desde el poder recién conquistado,no lo que había prometido, no. Eso no. La prisa era para hacer lo que de verdad pretendía hacer. ¿Cómo caen las sociedades en esos trucos tan sencillos? Una respuesta puede ser que quieren creer que se han encontrado “un mirlo blanco, que les va a resolver la vida de balde.
Dado que la sociedad actual no está por la labor esforzada y no es ferviente practicadora del sacrificio, “le ha tomado el gusto” a delegar en otros la búsqueda de su felicidad. Y eso es muy peligroso.
El hecho de no querer mojarse en la toma de decisiones, significa que otro se va a arriesgar y va a cobrar caro por hacerlo.
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