Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Seguro que alguna vez se ha plantado ante la inmensidad de la naturaleza, sea frente al infinito cosmos o bien ante el vasto océano y se ha sentido minúsculo. Como una hormiga, vamos. Pues resulta que esa idea intuitiva tiene más certeza de lo que cabría imaginar. El famoso biólogo y entomólogo Edward O. Wilson fue uno de los principales defensores de equiparar las sociedades humanas con las de las hormigas. Wilson, exploró estas comparaciones en profundidad, sugiriendo que ambas sociedades podrían haber evolucionado de formas sorprendentemente similares. En su obra, Wilson describe el modo en que tanto los insectos como los humanos han logrado un “éxito ecológico espectacular” gracias a un concepto clave: la cooperación social.
Sabemos que estos insectos se distribuyen las tareas, se organizan jerárquicamente e incluso realizan sacrificios en favor del grupo social. ¿Les suena? Bueno, es verdad que nosotros, últimamente, llevamos regular eso de sacrificarnos por los demás. Pero, detalles aparte, estos bichejos están captando la atención de científicos y curiosos. Imaginemos a un pelotón de hormigas Matabele atacando sin cuartel una colonia de termitas. En el fragor de la batalla algunas resultan heridas de gravedad. Pues atentos: en lugar de ser abandonadas a su suerte, las hormigas heridas son llevadas de vuelta al nido por otras compañeras donde recibirán tratamiento médico o, incluso, quirúrgico. Un grupo de hormigas sanadoras cumplirán su tarea lamiendo las heridas de sus compañeras con una saliva que tiene propiedades antimicrobianas. Pero también puede suceder que organicen, si es preciso, la amputación de una extremidad malograda antes de que esta se infecte y mate al insecto herido. Después, una vez recuperada, se reincorporará de nuevo a sus funciones, adaptándolas si es preciso. Las sociedades modernas tienden a valorar al individuo por su capacidad para contribuir económicamente de modo unitario. Cada vez hay más voces que señalan que el éxito se encuentra en la autosuficiencia y la independencia. Las hormigas, una sociedad no tan distinta a la nuestra, nos advierten de la importancia de la cooperación, del trabajo comunitario y del cuidado como elementos claves de la supervivencia colectiva. Y también, por qué no, son un recordatorio de nuestra insignificancia en el gran esquema de la naturaleza. Pequeños seres que enseñan grandes verdades.
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