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Hasta la fecha, y según algunos medios internacionales como The Guardian, se considera a Frane Selak el hombre con más suerte del mundo. Se describe así porque se salvó de siete accidentes mortales y además le tocó la lotería en el 2003. Aunque no sé si es buena suerte lo que tiene o mala suerte, porque en realidad su supervivencia es un acto de legítima defensa contra su circunstancia. El caso es que a poca gente le ha pasado lo que a este profesor de música croata. Y si es justo reconocer que ha tenido la suerte del gato, que siempre cae de pié. Pero lo curioso es lo que él mismo piensa de su suerte.
Considera que el todopoderoso tiene planes especiales para él porque no puede explicar lo que le ha pasado. Se casó cinco veces y cuando le tocó la lotería regaló casi todo el dinero. Se quedó con lo suficiente para vivir en una modesta casa en el bosque. De hecho nunca consideró que tuviera buena suerte sino todo lo contrario. En otras ocasiones he reflexionado sobre la suerte y me he detenido en el concepto de “lo fortuito” descartando otros relativos a “lo mágico”. Pero lo fortuito no casa con una teoría del caos absoluta puesto que existen patrones de azar; más bien sintoniza con la teoría de la incertidumbre de Heissenbberg por eso de que no es posible una determinación ni una preexistencia del azar.
El universo es indeterminado y eso explica esos patrones de azar caprichosos que solo pueden entenderse después de la existencia de los hechos, es decir como “resultado”. “Lo fortuito”, si es bueno, siempre lo es como hecho consumado. La suerte existe después de producirse y no antes. Y en su singularidad podemos entrever patrones. Pero esos patrones son idénticos a los de la naturaleza. Los hechos se relacionan entre sí como lo hacen los átomos. Dicho así puede haber hechos positivos y negativos que se entrelazan creando patrones. Esto no es nada disparatado. John Nash, el genio matemático de la bolsa, creó sus teorías asociando las leyes de la física a las de los ciclos económicos. Ambos se regían con las mismas reglas. ¿Por qué la suerte entonces no es el resultado de la comunicación entre los hechos según las leyes de la naturaleza? Sólo sé que en la práctica aceptamos la existencia de esos patrones de azar que beneficiaron a personas como Frane Selak. Dejo la pregunta abierta al lector. ¿Qué es para usted la suerte?
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