Opinión
Más sol, más ahorro
El día 9 de diciembre en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación acogió a las 20:00 horas una solemne Eucaristía en sufragio por el alma de Esperanza Cantero Fernández, madre del obispo diocesano de Almería, Antonio Gómez Cantero, un momento de fe, esperanza y comunión cristiana. La concelebración presidida por el propio obispo de Almería, el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, y el obispo de Guadix, Francisco Orozco Mengíbar, que junto al cabildo de canónigos, también participaron los vicarios episcopales y los vicarios generales de Granada Guadix y Almería, y una numerosa representación del clero diocesano, seminaristas, religiosas y religiosos y laicos, muchos de estos con encomiendas pastores diocesanas. Un sencillo y breve sermón que nos sirvió de iluminación y consuelo pronunciado por Monseñor Gómez Cantero habrá sido una de sus homilías más difíciles, sabiendo que «el Señor se compadece de nuestras lágrimas». El Pastor Gómez Cantero, tranquilo y sereno, en un mensaje de esperanza y fe en Cristo, reflexionó sobre la muerte desde la perspectiva cristiana. Destacó que los creyentes nos enfrentamos al dolor de la separación llenando ese vacío con la oración y la confianza en Cristo, quien nos invita a vivir la muerte como un encuentro de paz y no como una mutilación de la vida. El obispo ilustró esta esperanza con una metáfora tomada del texto evangélico Jn 21 proclamado: “Él nos espera al otro lado de la orilla y nos pregunta: ‘¿Qué habéis pescado tras tanto bregar?’ Esperamos que nuestra madre Esperanza comparta el Banquete de las brasas y el hogar.” Al finalizar la Misa, el prelado Gómez Cantero expresó su profunda gratitud a los presentes por su cercanía y oraciones. Mencionó especialmente a su familia, a los diáconos permanentes, a las religiosas y a los rectores de los seminarios de Granada, Murcia y Almería, quienes también se unieron a este encuentro de fe. La música del Dúo Vocal Basso enriqueció la celebración con cantos espirituales que elevaron, aún más, la solemnidad de la Misa con los compases de la música litúrgica más representativa del ritual funerario. La comunidad diocesana se unió así en un gesto de fraternidad, recordando a Esperanza Cantero Fernández y reafirmando la confianza en la promesa de la vida eterna, una llamada a la plenitud de la vida en la hora de la verdad. Paz y Bien.
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