Historial delictivo

Hace unos años, no hay que irse muy atrás, ni visitar siglos pasados, no estábamos acostumbrados en nuestra sociedad al amplio historial delictivo de los delincuentes detenidos por las autoridades. De un tiempo a esta parte, no sabemos por qué, leemos con demasiada frecuencia que el detenido, del cual no se sabe el nombre, tampoco de donde viene, si tiene padre o madre, está casado y con hijos, es soltero y anda sin trabajo, pero sí se nos informa del amplio historial delictivo del detenido. Y supuestamente de la peligrosidad del ya en manos de la justicia. Ciega justicia. Cada día más ciega vemos que se encuentra la pobre. Ocho, diez, a veces doce o catorce, las que ha sido puesto a disposición de ella. Y no deja de sorprender que tras todas esas ocasiones en que ha sido puesto a disposición del juez, y con la supuesta peligrosidad que se le achaca desde los cuerpos de seguridad, vuelva una vez más a ser detenido, y otra, y a la semana otra vez, y no pasa un mes cuando esa persona en cuestión vuelve a convertirse en actualidad dentro del marco de la inseguridad y de la delincuencia en nuestros pueblos y ciudades.

Cuesta trabajo entender el silencio, casi siempre cómplice, de alcaldes y autoridades ante la situación que se viene viviendo. No sé quién les obliga a mantenerse callados ante la inseguridad que se vive en sus calles y plazas, el silencio que se vive ante una delincuencia que es detenida una, dos y todas las veces que sea necesario, sin que nadie levante la voz. En Roquetas detenían a un hombre, no se sabe nada de él, solo que es peligroso, que su historial es amplio y que era la octava ocasión en que lo hacían. ¿Qué pasó con las siete anteriores? A los vecinos de Roquetas y de Aguadulce les gustaría conocer la opinión de su alcalde. Estaba muy guapo en la foto en el balcón del ayuntamiento con la medalla olímpica de un triunfador como Baena, pero de vez en cuando también debería estar al lado de las víctimas, y dando su opinión ante los graves sucesos que se vienen produciendo, y de los que nadie parece que quiere hablar. No es bueno esconder la cabeza en situaciones así, y demasiadas son las veces que lo hacen. Esta sociedad empieza a estar cansada de los amplios historiales delictivos de los delincuentes, de los silencios de los políticos, de las entradas y salidas de los delincuentes de los juzgados y de que el trabajo de hoy de los servicios de seguridad, mañana no sirva para nada, y vuelva a estar en las calles con un historial aún más amplio.