Antonio Lao
El silencio de los pueblos
Le han puesto precio y valor. Objetos que hablan de nuestro pasado agrícola, de la forma de vida real de las familias almerienses, de lo que compraban cuando iban a la farmacia o lo que hacían cuando iban a la escuela, los juguetes con los que pasaban el tiempo los niños y niñas, esos que ahora son ancianos o que ya no están entre nosotros; documentos y objetos del pasado de Almería, vinculados a la exportación de la uva de barco, incluyendo uno de los despachos más importantes dedicado a la exportación; miles de cartas de amor, de esperanza, con buenas y malas noticias, desde el servicio militar, desde la guerra, cartas a los reyes magos que un día formaron parte del sueño de generaciones anteriores… Todo eso no merece siquiera 60000 euros. Estamos hablando de tres museos: el etnográfico, el de la uva de barco y el de la escritura popular, que echarán el cierre el próximo día 10 de junio por falta de fondos. La cifra con la que podrían seguir funcionando es esa: 60000 euros. Cientos, miles de escolares van cada año a visitarlos, además de otras tantas personas que a título personal se desplazan hasta Terque con el mismo objetivo. Dicho sea de paso y para quien no lo conozca, Terque es un pueblo de apenas 380 habitantes, con una gran crisis demográfica que este tipo de iniciativas contribuyen a paliar. Ha sido el propio director de los museos, Alejandro Buendía, quien ha expresado públicamente su preocupación por poner fin a una labor de más de 23 años recuperando patrimonio.
Ante tal noticia, la diputada de cultura, Almudena Morales, ha mostrado su asombro, porque «están trabajando en ello». A mí, personalmente, me asombra que se asombre. Y me parece muy esperanzador (a la par que indignante) que haya tenido que salir a los medios a mostrar y demostrar asombro. Los museos de Terque son únicos, son nuestros, son de un valor sentimental incalculable para la memoria colectiva, la memoria de la gente humilde, sencilla, que somos mayoría.
Después dirán que los jóvenes no respetan a los mayores, que no dan importancia a la cultura, que la tecnología y el progreso están destruyendo los valores, que solo interesa lo efímero, los reality shows, el fútbol y las redes sociales. Dirán todo eso, mientras destruyen todo lo que no da dinero de manera directa. Asómbrennos de verdad, por una vez, y protejan para siempre, de manera firme y decidida, lo que de verdad importa.
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