Las guerra de la Independencia en el Alto Almanzora

30 de agosto 2024 - 03:07

Lo publicado hasta el presente no contempla que se produjesen enfrentamientos militares de especial relevancia en la zona del Alto Almanzora, más allá de algunas correrías que las guerrillas, mejor o peor organizadas y normalmente con un escaso número de integrantes, habían protagonizado asaltando a alguna partida suelta del ejército francés a su paso por la zona. Por otra parte, no fueron pocos los pueblos que sufrieron las pesquisas y saqueos del ejército francés, y abundante documentación da cuenta de ello. Los casos de Tíjola y Purchena pueden ser un ejemplo, aunque se puede afirmar que la práctica totalidad de villas de la sierra de los Filabres y Alto Almanzora, recibieron en uno u otro momento de la contienda la visita de algún regimiento del ejército napoleónico exigiendo las contribuciones necesarias para la supervivencia de sus hombres y de sus caballerías. Las requisas de todo tipo de cereal y de ganado fueron inconmensurables.

El territorio antes apuntado dependía de la Subprefactura de Baza, quedando la zona al norte de la línea trazada por la sierra de los Filabres dependiente de ella, y la mayor parte del sur subordinado a la ciudad de Almería, aunque no en su totalidad, pues Gérgal, Velefique, Castro y otros lugares aún siguieron dependientes de la antes mencionada subprefactura francesa ubicada en la antigua Basti. La ciudad de Almería y su capitalidad sería para todo el norte de la provincia algo totalmente ajeno hasta la creación de la provincia, salvedad del hecho religioso, por ser sede de su obispado, que por otra parte, tampoco conformaba el mismo territorio que en nuestros días.

Tenemos documentados diferentes enfrentamientos como el que protagonizó la partida encabezada por Diego Martínez, alias Calzones, quien asaltó e interceptó diferente documentación a los franceses en el río Almanzora, así como las notificaciones a los diferentes ayuntamientos para el alistamiento de mozos al ejército francés, cosa que escasamente se consiguió, y a lo que contribuyeron en gran medida los curas, y especialmente los frailes, que casaban a los mozos a deshora y con burla a la autoridad francesa, para así librarlos de su incorporación a filas. Fray José de Zafra, que estuvo sirviendo durante esos años en la parroquia de Sierro, fue uno de esos frailes, la mayor parte de ellos exclaustrados, que constituyeron uno de los mayores azotes para el francés.

Si bien hasta el presente, como queda dicho, las noticias que teníamos sobre la guerra en esta zona se limitaban a lo antes apuntado, a la luz de algunos óbitos insertos en los libros parroquiales de Lúcar parece que se produjo un enfrentamiento entre los ejércitos español y francés en alguna zona cercana a dicho municipio; algo avalado por las partidas de defunción de dos soldados integrantes del ejército español.

El primer deceso se produjo el 17 de agosto de 1811. Se trató de un soldado perteneciente al Regimiento de Caballería de Usares de Castilla que “por estar gravemente herido después de recibir los Santos Sacramentos perdió el conocimiento y solo pudo saberse que se llamaba Ignacio y era natural de Zaragoza”. Sobre el otro soldado, fallecido diez días después, tenemos, en cambio, más información. Es el caso de Francisco Sánchez, del Regimiento de Dragones de Granada e hijo de Alonso Sánchez y Úrsula de Moya, todos ellos naturales y vecinos de la villa de

La Mancha, en el entonces reino de Jaén y que probablemente se refiera al actual municipio de Mancha Real.

Ambos soldados serían enterrados en la ermita de San Antonio, lugar que junto a las ermitas de San Sebastián y Santa Bárbara, y los oratorios dedicados a la Virgen del Carmen y a la Santa Escuela de Cristo albergaban los enterramientos de los lucareños de principios del siglo XIX, posiblemente por no tener la iglesia parroquial capacidad suficiente para ofrecer sepultura a todos los difuntos; problema que no se conseguiría solventar hasta 1827 con la creación de un cementerio general que fue “señalado y amojonado por el Ilustre Ayuntamiento y Junta de Sanidad” con la superficie que consideraron adecuada en atención al número de habitantes de la población.

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