La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
Estábamos pensando en reservar un hueco en el Calar Alto para cuando pase de nuevo el cometa Tsuchinshan-ATLAS. Aunque dicen que tardará en volver por estos andurriales unos ochenta mil años, como están muy restringidas las visitas al observatorio de Los Filabres, más vale pedir cita previa, (perdón por la redundancia) con tiempo. Las dudas que nos asaltan es que, para esas fechas, puede que estemos ya en una residencia geriátrica o con ayuda a la dependencia, si es que ha dado tiempo a que la Junta haya resuelto la petición, que esa es otra que tal baila. Y es que el tiempo pasa como un cometa, “tempus fugit”, que decía Virgilio, que es a quien se atribuyen la mayoría de locuciones latinas, más o menos macarrónicas, como carpe diem, ars longa vita brevis, cave canem, mens sana in corpore sano, in vino veritas…O motu proprio que, por cierto se suele decir mal: “de” motu “propio” (sin la r).
Como decía Lope, burla burlando van los tres delante, es decir, que ya nos hemos cepillado un tercio de artículo sin entrar en materia alguna. Y es porque estamos hasta los testículos (en términos científicos, los huevos), o como decía Muñoz Seca en “La venganza de don Mendo”: “ahítos de tanto parchear y tanto pito”. O como volverá a decir don Juan Tenorio dentro de unos días (mientras el personal celebra Halloween): “Cuán gritan esos malditos / pero mal rayo me parta / si en acabando esta carta / no pagan caros sus gritos.”
Explicación: la bronca que nos agobia ¿es posible que les dé votos a los bronquistas maleducados? Aparte de engordar las redes sociales, ¿le sirve de algo al grueso de la población? En general, parece que lo que engorda es la abstención. Los forofos de los bronquistas van a seguir votando a los más pendencieros. Eso parece claro. También está claro que la abstención está aumentando en muchos países. Igualmente aumentan los antisistema en ambos extremos de la escena política. La duda científica es la de siempre: ¿A quién beneficia más la abstención? Desde luego, a la democracia como sistema, no. El retroceso de los valores democráticos en varios países que habitualmente los tenían –unos desde hace más años que otros- es evidente. El ejemplo más sangrante es el de Trump. ¡Mira que si lo votan otra vez la mitad de los estadounidenses…! En ese caso, ¿dónde estaremos cuando llegue de nuevo el cometa de extraño nombre?
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