Vía Augusta
Alberto Grimaldi
‘Informe caritas’
La esquina
La frase famosa de Pedro Sánchez en el comité federal del PSOE proclamando que hay Gobierno para rato, con ayuda o sin ayuda de la oposición, con concurso o sin concurso de un Poder Legislativo que “debería ser más constructivo y menos restrictivo”, se presta a varias interpretaciones. Ninguna buena.
Está la lectura psicológica. Sánchez habría hecho una manifestación más de su soberbia de líder resistente a las dificultades y capaz de afrontar retos que nadie más osaría ni plantearse. O de infantilismo: como esos niños que exorcizan sus miedos a base de repetir que no los sienten. Está la lectura política partidista: intentaba convencer a sus correligionarios del comité de que hacer de la necesidad virtud sigue siendo su máxima guía y que saldrán más fuertes de la aventura de gobernar sin mayoría parlamentaria. Sin presupuestos por segundo año consecutivo (¡qué tiempos aquellos en que le reprochaba a Rajoy precisamente eso!), con unos socios de coalición cada vez más peleados y menguantes, aliados chantajistas en estado de agravio por una amnistía inconclusa, sin fuerza suficiente para reformar la financiación autonómica y contentar a otros aliados chantajistas que exigen un trato singular con el dinero de todos, sin capacidad para legislar nada importante (¡si sólo pudo aprobar la reforma laboral por el error de un mameluco del PP!), obligado a comparecer en el Congreso y en el Senado a dar cuenta de cosas incómodas y sin poder refugiarse en el decreto. Ya se sabe desde tiempos inmemoriales: no es lo mismo gobernar que estar en el Gobierno.
Y vamos con la interpretación política general. Es la más delicada. Sugeriría una pulsión autoritaria con dificultades para su autocontrol. ¿Qué gobernante democrático presume de estar dispuesto a gobernar con el concurso del Poder Legislativo, pero también sin él, como si fuera lo mismo? ¿Qué quiere decir con eso de que el Poder Legislativo debe ser más constructivo o que debe ser menos restrictivo? ¿Constructivo para quién? ¿Restrictivo de qué? El Poder Legislativo en una democracia es el que han elegido los ciudadanos todos –en los que reside la soberanía nacional, aunque Bolaños no se haya enterado– y será todo lo constructivo o lo restrictivo que decidan sus miembros en Congreso y Senado, no lo que le interese al Poder Ejecutivo en un momento de apuro. Si es que Montesquieu no ha muerto...
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