La generación de los 50

08 de abril 2025 - 03:09

Somos, los nacidos en la década de los 50, una generación intermedia. Las generaciones intermedias son las que están entre dos grandes épocas históricas y, o disfrutan de las ventajas de una u otra o sufren sus inconvenientes. No hay término medio. Ni que decir tiene que aquí cuenta, y mucho, el origen social de cada cual, la posición económica de la familia, el estatus recibido por vía espermatozoica. Los de los 50 nacimos recién acabados los llamados años del hambre. Veníamos de aquellas dos generaciones heroicas que vivieron la República y la Guerra Civil y que tuvieron que sobrevivir como pudieron en la posguerra. Los años 40 fueron terribles. El país se atrasó a niveles del siglo XIX. Se sobrevivía de puro milagro. La miseria era general, sobre todo en Almería. El hambre, ese azote ancestral de las clases bajas, estaba a la orden del día. En los 50 todavía había, por ejemplo, carros tirados por mulas para transportar el escombro de las obras. Trabajar en la Renfe, en las Minas de Gádor o en Oliveros y tener una casita de puerta y ventana en un barrio periférico como el mío era ser capitán general. Entonces vinieron los americanos, con su leche en polvo, que se repartía en las escuelas, y el país empezó a cambiar poco a poco. Una merienda de pan con aceite y azúcar era un banquete. Una rebanada de pan con sobrasada, manjar de dioses. Llegó el cine del oeste, Gary Cooper, Richard Widmark, John Wayne (pronúnciese tal cual se escribe: ¡qué sabíamos nosotros de inglés!). Llegaron los Beatles, que fueron toda una marea juvenil. Empezaron los “conjuntos”, los pantalones de campana, las melenas, los jerseys de cuello vuelto. De las primeras comuniones multitudinarias y las procesiones del Corpus se pasó al vaciamiento de las iglesias y el fin del nacionalcatolicismo, al menos en lo que a la vida cotidiana tocaba. Los 60 fueron la revolución social de los jóvenes, los bailes sueltos y “agarrao”, la canción protesta, “los chicos con las chicas”, como cantaban Los Bravos. La Guerra, la posguerra, el hambre y el nacionalcatolicismo se quedaron en el olvido. Habíamos sido la generación intermedia, la que postergaba a los que hicieron la Guerra y ya no usábamos gomina –aunque sí Varon Dandy– ni sabíamos nada de lo sucedido. Luego nos arrollaría la era tecnológica, a la que tuvimos que adaptarnos como pudimos. Tuvimos que aprender inglés. Pero esa es ya otra historia.

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