
Pues yo lo veo así
Esteban Requena Manzano
¿Y si no suena la alarma?
Todos los hechos que nos rodean, los saberes a los que accedemos por cualquier medio, las informaciones que nos llegan, lo que oímos, vemos y nos cuentan, tiene su repercusión en nuestro aprendizaje. La vida nos educa, constantemente. No puede dejar de hacerlo. Detener esto sería lo mismo que dejar de ser humanos. Llevas una vida tranquila, normal. Aun con ciertas dificultades, consigues salir adelante. Tu mayor preocupación es seguir trayendo dinero a casa para mantener a tu familia. Tienes una hija pequeña, de tres años. Es muy risueña. Siempre te está abrazando, siempre con una sonrisa, siempre de buen humor, pensando en lo que piensan constantemente todos los niños del mundo y de todos los tiempos. Juega «sin saber que juega», como decía Galeano. El mundo para ella es un lugar asombroso donde todo se puede experimentar, donde pasan cosas en apariencia mágicas e inexplicables, donde hay otras muchas personas con las que compartir experiencias. Aún tienes muy recientes sus primeros pasos, su primera sonrisa, sus primeras palabras, el abrazo con el que dice «te quiero, papá». Sueñas con que tenga un futuro mejor que el tuyo, con que sea una persona íntegra, libre, firme en sus convicciones a la vez que sensible a lo que le rodea.
Una noche cercana al día del padre, con el regalo preparado en la mesita de noche, una bomba cae cerca de tu pequeña mientras duerme, destrozando su cuerpo. Todo deja de tener sentido. Existen datos más que contrastados de que una gran parte de la poblacion afectada por los bombardeos de Israel en Gaza son niños y niñas, bebés, mujeres embarazadas y otra población absolutamente indefensa que en su mayoría (como ocurre en todas partes) nada tiene que ver con la guerra.
Mientras EEUU sigua siendo el «Imperio asesino de niños» (en palabras de Silvio Rodríguez) y siga apoyando a cualquier tirano que les beneficie (Putin, Netanyahu), seguirá exteniéndose el terror. Han entrenado hasta la extenuación nuestra capacidad de mirar hacia otro lado, nuestra insensibilidad, nuestra indiferencia. Mientras podamos seguir llevando un iphone en el bolsillo y ver series en Netflix, el dolor es siempre relativo, lejano. No nos toca a nosotros… hasta que nos llegue el turno. Aprender a reaccionar, a rebelarnos, a ser humanos, a tener empatía con toda la humanidad. Este es el nuevo currículo, urgente, imprescindible, en el que tenemos que educarnos.
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