Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
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Disponemos en nuestra provincia de tres instituciones sobresalientes: El Observatorio Astronómico de Calar Alto, La Plataforma Solar de Tabernas y La Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería. Cada una de ellas destaca en su ámbito y se ha convertido en un referente internacional que nos prestigia en el campo científico y del conocimiento.
Por desgracia, nuestros políticos, torpes e ignorantes, no están a la altura y no son capaces de apreciar esta excelencia, mientras pierden la dignidad deslumbrados por lo foráneo y se vuelven ciegos al mucho talento que tienen cerca, en su misma tierra. Debido a esa falta de criterio estuvieron a punto, hace unos años, de cargarse el Observatorio Astronómico. En esta ocasión atentan contra el bienestar de las gacelas de la Estación Experimental.
Hace más de 50 años que vinieron unas gacelas saharianas que estaban en peligro de extinción. Se instalaron en los terrenos de La Hoya, propiedad del CSIC, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. A lo largo de estos años de arduo trabajo se ha conseguido recuperar la especie y se han reintroducido en su hábitat cientos de ejemplares.
En el 2007 el CSIC cedió a la ciudad el uso de los terrenos situados a levante de la Cortina de la Hoya. Se firmó un convenio por el cual el Ayuntamiento rehabilitaba los terrenos para convertirlos en un parque urbano, que finalmente se ha llevado a cabo con fondos europeos. Y ahora que lo tienen arregladito, a las lumbreras municipales se les ha ocurrido celebrar conciertos en ese “marco incomparable”. ¿No hay otro sitio mejor? ¿Tienen que llenar el nuevo parque con cientos de pisaflores, con los parterres rebosando de vasos de cerveza y con las gacelas aterradas por atronadores decibelios de cante jondo o alaridos étnicos?
A mi se me ocurren unos cuantos sitios, empezando por el Recinto Ferial, todos los espacios del Paseo Marítimo o los terrenos del Diezmo. Aunque lo mejor sería que se habilitara un espacio bien acondicionado y comunicado con los transportes públicos, con un amplio aparcamiento, separado de zonas residenciales para no causar molestias, en definitiva, una infraestructura especifica. Puede que algún día lo veamos. Mientras tanto, tendremos que seguir aguantando las ocurrencias disparatadas de nuestros regidores, que prefieren los brillos de farándula al bienestar de los almerienses, saltándose a la torera normas, legislaciones, cláusulas contractuales y las más básicas razones del sentido común.
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