José Luis Caparrós

Futuro verde

27 de septiembre 2024 - 03:08

La Sostenibilidad urbana es uno de los desafíos más importantes del siglo XXI. Así lo reconocen instituciones de alcance global como la ONU y la Unión Europea o gobiernos como el de España. Prueba de ello, es que desde la llegada de Pedro Sánchez a la Presidencia del gobierno en 2018, nuestro país se ha colocado a la vanguardia de las políticas ambientales en Europa. El reciente nombramiento de Teresa Ri-bera como vicepresidenta de Transición Verde y Competencia en la Comi-sión Europea así lo reconoce. En estos últimos años, hemos pasado de las recetas de austeridad, im-puestas por los llamados “hombres de negro”, a un modelo de desarrollo más verde y social, apoyado por una inversión pública sostenible y una transición energética que ya sitúa a España como líder en energía reno-vable en Europa. Sin lugar a dudas, una real y decidida ofensiva pública verde que difiere mucho del nulo interés para atender los urgentes temas ambientales donde gobierna la derecha de este país. Un claro ejemplo de ello son los gobiernos del Partido Popular en las grandes poblaciones de la provincia, como Almería, Roquetas de Mar y El Ejido. Cualquier breve revisión de las hemerotecas en estos municipios se con-vierte en sucesión de decisiones controvertidas y muy criticadas por una gran parte de la población y los colectivos ambientalistas. Emplazamientos de festivales en áreas ambientalmente frágiles que en-frentan a la población, polémicos proyectos urbanísticos y de campos de golf junto a espacios naturales, desembolsos millonarios de dinero públi-co para hormigonar ramblas e infraestructuras verdes o talas indiscrimi-nadas de arbolado urbano son solo algunos de los ejemplos. Una desidia absoluta en la gestión ambiental, que también se manifiesta en continuos incendios incontrolados en plantas de tratamiento de resi-duos, la ausencia total de planes de movilidad sostenible o en subidas de impuestos injustificadas en las tarifas de agua y basura. Almería, Roquetas de Mar y El Ejido se enfrentan a desafíos ambientales muy importantes. Su economía depende en gran medida de la agricultura intensiva y el turismo, sectores que son particularmente vulnerables al cambio climático y a la escasez de agua. Es el momento de actuar. Estas ciudades deben liderar un cambio en la provincia hacia un modelo de desarrollo más sostenible, que priorice la protección del medio ambiente y el bienestar de sus habitantes. Para ello, es fundamental aumentar las zonas verdes, restaurar los espa-cios naturales degradados y apostar por infraestructuras sostenibles que ayuden a mitigar los efectos del cambio climático, como las olas de calor y las inundaciones. Estas medidas no solo mejorarán la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también contribuirán a atraer un turismo más respetuoso y a garantizar la viabilidad a largo plazo del sector agrícola.

Es hora de nuevos gobiernos locales que dejen de lado las políticas corto-placistas y apuesten por un futuro más verde y sostenible. Un futuro que no solo proteja el medio ambiente, sino que también asegure un desarro-llo económico equilibrado y una mejor calidad de vida para todos.

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