Futuro de la dieta mediterránea

La Tapia con sifón

El futuro de la dieta mediterránea no parece muy halagüeño, según los datos de consumo, lo que está teniendo consecuencias negativas para la salud. Pan, vino y aceite de oliva, que conforman la llamada tríada mediterránea, están a la baja, excepto el aceite. Cada vez se come menos pan y se bebe menos vino pero, paralelamente a ese descenso, ha aumentado mucho la oferta de panes y vinos de calidad. Como a mayor calidad, mayor precio, se deduce que las bodegas se mantienen vendiendo menos litros pero a precios altos. El vino, además, está llegando a países antes no consumidores, con cierto éxito como producto de prestigio social. Hay un sector de consumidores que opta por productos de calidad y otro sector, más numeroso, con menor poder adquisitivo que come cada vez peor. Y cunde la obesidad con sus enfermedades asociadas.

El aceite de oliva también ha experimentado una notable mejoría de la calidad, pero sin bajada de consumo, al revés, ha subido. Influye también su llegada a zonas donde, como en el caso del vino, no se consumía prácticamente nada. Las exportaciones a países desarrollados han subido a cifras impensables hace pocos años. Además, durante décadas, el aceite de oliva que se vendía en Europa o Estados Unidos era casi todo italiano. La mayoría del aceite español que se exportaba lo era a Italia, donde lo envasaban como italiano. Eso ha cambiado y hoy el AOVE español ha superado con mucho las ventas del italiano. El resto de productores –Grecia, Portugal y otros aun menores- tienen un porcentaje mínimo en el conjunto del mercado. Mañana y pasado, 11 y 12, se celebrará en Madrid la 12ª World Olive Oil Exhibition, donde estarán más de trescientos expositores, y tendremos cifras actualizadas del negocio del aceite de oliva. Y a ver si nos aclaran las preocupaciones derivadas de la errática e incomprensible política de aranceles, castigos y broncas de la actual administración estadounidense. Porque el consumo de AOVE en E.E.U.U. roza las 400.000 toneladas y ellos apenas producen 16.000, así que tienen que comprar unos cuantos litros. De los cuales España está suministrando casi la mitad. A ver qué pasa, porque estas sí son cifras para tener en cuenta y temer barbaridades, y no el carajal que tienen montado en algunos medios andaluces con la aceituna de mesa, cuyas ventas suponen, en euros, alrededor del 10 % de las del AOVE.

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