A Vuelapluma
Ignacio Flores
Por sus frutos los conoceréis
A Vuelapluma
Un padre tiene la obligación de darle a su hijo la mejor y más plena y recta educación que pueda. ¿Debe influirle para que siga sus pasos profesionales?, pues no, lo que debe hacer el padre es respetar la vocación del hijo, siempre que éste pretenda alcanzar fines honestos.
Digo lo anterior porque he leído un artículo de Alfonso Ussía, en el que relata que “el hijo del mítico Florencio Fernández Castillo, mayoral de Las Ventas, el hombre que susurraba a toros y cabestros que es ingeniero aeroespacial” se hizo ingeniero espacial y ahí estaba tan ricamente con su trabajo estable de ingeniero aeronáutico. Pero, según cuenta Vicente Zabala, ha dejado todo lo relacionado con la ingeniería de los cielos azules y escuchando a su vocación campera, ha vuelto al campo y al ganado bravo.
Hasta aquí mi relato de lo sucedido y de cómo me he enterado, pero como me meto hasta en los charcos, me mojo y doy mi opinión: ¡olé, olé y olé!, por una persona que es capaz de renunciar a un bienestar profesional y material bien ganado y se “complica” la vida haciéndole caso a sus sentimientos, que son los que a fin de cuentas, le han hecho tomar esa decisión. ¡Salud y suerte!
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