Fijá ndome en Ketama

07 de agosto 2024 - 03:08

Pensando en cómo estamos me ha venido a la cabeza la famosa canción “No Estamos Locos” de Ketama, y he entresacado estos versos: “No estamos locos, que sabemos lo que queremos / Vive la vida igual que si fuera un sueño / Pero, que nunca termina, que se pierde con el tiempo / Y buscaré, oye, pero buscaré / … / Me gusta vivir la vida / Y a nadie doy explicaciones / Soy bohemio y soñador / Pregonando mis canciones / La noche a mí me seduce / Y embruja mi fantasía / Y es que la noche me inspira / Y es mi adorada enemiga / …” Es lo que queda después de haber empezado la Universidad a finales del 69, cuando la palabra estudiante tenía, como decía mi amigo Isidro J., “cienes y cienes de significados, pero casi ninguno bueno”.

En ese casi es donde se encuadraba el calificativo “soñador”. Por unas u otras razones, todos estábamos “más tiesos que la varilla de un cohete”, pero todos conseguíamos ese cigarrillo que nos faltaba o ese duro para un café en la cantina de la Facultad.

Además, todos soñábamos con aprobar a la primera la Mecánica de 2º con Pardo, o la Orgánica de 3º con don Jorge, ello sin contar con otros sueños tan variopintos como nuestra imaginación nos permitía, pues ésta estaba siempre funcionando a tope y nos alimentaba de fuerzas en todos los aspectos de nuestra vida estudiantil, que estaba preñada de ilusión personal, profesional, social, cultural, así como política deseando el cambio que cada vez parecía estar más lejos.

Lógicamente, el crecimiento de nuestras ilusiones iba aparejado con un crecimiento de ponernos dificultades a conseguirlas, pero con cada coacción, se nos acrecentaban, tanto la ilusión, como los esfuerzos para conseguir lo que deseábamos. Y éramos tan sinceros, que no pensábamos en las consecuencias de nuestros actos, que en ocasiones fueron muy duras pero ni por esas conseguían doblegarnos.

Ahora la sociedad, en general, va de otra manera. No hay esa “pelea a cara descubierta”, no hay esa fuerza que da el convencimiento de que estás en la parte de los justos, no hay, ni se buscan, argumentos sólidos para reclamar lo tuyo con la fuerza que da el convencimiento de estar pidiendo justicia. Ahora lo que hay es “mucha gente que hace ruido, ruido, ruido” pero que en contra de lo que dice Arguiñano “no tienen fundamento”, y esas gentes “son más peligrosos que una piraña en un b…”

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