Feliz año nuevo

Una raya en el mar

31 de diciembre 2024 - 03:09

Arrastro un jadeo de años amenazados por venenos desconocidos, diluidos a empellones entre cadenas de TV y radios maquilladas, redes sociales tuneando bulos que intentan resetear el lenguaje de la historia de este país a cambio de valores camuflados en una máscara de rebeldía con la que quieren engañarme, anclados a la mentira y al poder los mismos poderosos de siempre. ¿Qué me deparará 2025, me pregunto, ahora que acabo de arrancarle un año más a la vida?

¿Viviré angustiado un año más ante alguna nueva amenaza capaz de corroer la arquitectura de mis amaneceres sobre el amplificador rocoso del asfalto de mi calle, de mi barrio, de mi ciudad?, ¿me robarán el café de la mañana y el trotar diario que da de sí el tiempo para poder llegar a salvo el próximo año?

¿Será el final de un ciclo de fiebre, hostilidad, fatalismo y mucha gónada nacional o será un tiempo relente de brisa y agua? ¿Caeré herido por el vocabulario aullador de la política nacional que no parece estar hecho para la felicidad, emboscado todo en un perfil asocial?

¿Será el nuevo año un tiempo para soñar o seguiré poniéndome a salvo del olor a pólvora que desprende la vida política? ¿Será posible un tiempo como el de ayer que hizo posible el consenso o decidiremos convertirlo en un país sin futuro? Maldita sea yo si me aferrara a los recuerdos de aquél tmundo macerado en la sala oscura de una época gris, pero fue un tiempo que hizo posible ese otro tiempo heroico, ambarino, enorme, desnudo, que vivimos como un tiempo virtuoso y posible hace cuarenta años.

Pido para 2025 poder saludar en paz cada día el regalo de la vida, el orgullo de pertenecer a un país que me proporciona la íntima certeza de saber que somos únicos, que no estamos solos, como hemos demostrado ante la brutal tragedia de la Dana, aunque quienes nos gobiernan se hayan perdido en la confusa maraña de los badulaques de la política. Y, aunque conozco la fugacidad dela vida, tal y como nos recuerda Cicerón, sé, sabemos -o más bien, recordamos- que tenemos por delante un futuro, cada uno con su porción de trayecto, para vivirlo, conservarlo y recordarlo, no como si la vida fuera un manto de niebla denso e impenetrable sino con la certeza de ese mar inmutable que nos cobija, como si el tiempo estuviese detenido, como si fuéramos jóvenes otra vez y navegáramos felices como un barco a su destino, como si la vida fuera como debe ser la vida, no como la vivimos sino como la soñamos. Por eso, feliz año nuevo.

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