
Antonio Lao
El PSOE que se encuentra José María Martín
La esquina
Allá por la primavera de 1984, cuando Felipe González planteó un referéndum para refrendar la permanencia de España en la OTAN y completar la integración de nuestro país en la Europa democrática y atlantista, Manuel Fraga, líder de la derecha nacional, tuvo la ocurrencia de pedir la abstención de los ciudadanos.
Fracaso absoluto y enorme torpeza: triunfó el sí en el referéndum y Fraga mostró ante todos escaso sentido del Estado (sus partidarios daban la tabarra repitiendo que a este hombre le cabía el Estado en la cabeza) al boicotear una consulta que pretendía consolidar la democracia española y anclarla en las alianzas occidentales. Por puro partidismo y oportunismo.
No sé si a Feijóo le cabe el Estado en la cabeza, pero me entran dudas sobre su posición en el futuro inmediato acerca de los compromisos de Pedro Sánchez de aumentar el gasto de España en Defensa y seguridad, algo que en teoría debe estar en el proyecto político del PP y, por tanto, fácilmente sostenible en el Congreso de los Diputados. Al contrario que la mayor parte de los socios, aliados y cómplices del Gobierno, la derecha democrática no puedejar de respaldarlo en esta cuestión.
¿Por qué las dudas? Porque en muchas ocasiones el Partido Popular actual, como la Alianza Popular de Fraga, aparca los principios con tal de desgastar al presidente socialista. Es capaz de abandonar la postura que corresponde a un partido conservador moderado para golpear a corto plazo a su adversario. Recuerden cuando se opuso a una reforma laboral modestamente positiva (con el resultado grotesco de que pudo aprobarse porque un diputado suyo se equivocó de botón). Piensen en su respaldo insostenible a Carlos Mazón, el político más achicharrado de la nación, por pura conveniencia táctica y partidista, mientras no se cansa de exigir la dimisión de cualquier cargo socialista que se le ponga a tiro.
Consta que algunos consejeros aúlicos de Feijóo, dentro y fuera de Génova, le animan a insistir en una oposición radical, sin matices y hasta irracional. En el caso concreto que comentamos, a abstenerse o desentenderse cuando el Gobierno de Pedro Sánchez sea abandonado por sus amigos izquierdistas y necesite los votos del PP para algo que no pueda decidir fuera del Congreso (por ejemplo, el envío de tropas al extranjero).
Para ser un estadista Feijóo tiene que anteponer siempre, siempre, el interés de España a una ocasional victoria partidista.
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