Las fechas del AVE y el ministro Puente

Una cosa son los deseos y otra convencer a “tirios y troyanos” de que la fecha de la que se habla es la última de muchas tachadas en el calendario

Las obras del AVE, que un día nos unirá con Murcia, son una realidad. Aquí, por una vez y después de casi cuarenta años, no hay medias tintas. Cualquier parte del trazado que visites o recorras, ya sea caminando, en coche o a vista de pájaro, muestra a las claras que los trabajos van como un tiro. Es incuestionable que la parte almeriense del trazado ha cogido velocidad de crucero, con presupuestos o sin ellos, pero a velocidad de crucero. Otra cosa es la porción de Murcia, en especial el paso por Lorca. Aquí hablamos de otra cosa. Los problemas derivados del paso por la ciudad lorquina y el interés de unos y de otros porque la estación estuviera lo más cercana posible al casco urbano, han derivado en demoras que, si nadie lo remedia y es complejo, van a dilatar la inauguración del trazado más tiempo del que los políticos advierten, del que la administración propone y del que los ciudadanos querrían.Oscar Puente, ministro de Fomento, aunque ahora se llame Ministerio de Transportes, no es neófito en la materia. Ha sido varios años alcalde de Valladolid y sabe, con claridad meridiana lo que son las obras y la complejidad que cada una de ellas engloba. Se le nota interés, aunque por Almería todavía se ha dejado ver lo justo, porque sabe que con un poco de suerte al final de la legislatura puede que se suba en Murcia en un AVE, o en un tren de alta velocidad, y hasta ser capaz de surcar el territorio que lo traiga hasta Almería y alcanzar la ciudad de la Alcazaba. Hasta en tres ocasiones ha dicho que 2027 puede ser el año en el que el sueño comunicacional de los almerienses sea una realidad. El año en el que se cumpla la ensoñación largamente demandada y que empezó en la década de los noventa del pasado siglo y que hoy está alcance de la mano. Pero como les decía una cosa son los deseos y los intentos de convencer a tirios y a troyanos de que la fecha de la que habla es la última de muchas tachadas en el calendario. Pero la realidad es tozuda. Poque no se trata de hacer puentes, de poner raíles, de hacer pruebas, de culminar soterramientos en Almería y en Lorca principalmente, sino que hablamos de una obra de ingeniería compleja, en la que la seguridad está por encima de cualquier aspiración. Quiero ser positivo, quiero creer, pero a estas alturas del partido, lo cierto es que la seguridad que da la palabra de un ministro hay que cogerla con pinzas. Porque en este proceso interminable, que se prolonga la friolera de cuatro décadas han pasado por el Ministerio casi una decena de responsables y cada uno de ellos ha sido capaz, -ya saben lo osados que son los políticos en la mayoría de las ocasiones- de hacer de “bruja Lola” o de “Rappel” para mirar la bola mágica y mirar más allá de donde lo hacen los simples mortales. Ellos, que son de otra pasta -ironía- tienen el don de ver petróleo donde los demás sólo ven agua tarquinosa.

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