Una raya en el mar
Ignacio Ortega
Lágrimas
Escuadra de mago
ÁNGEL se marchó en septiembre de su Mojácar natal rumbo a Senmanat (en Barcelona) para trabajar en una tienda de zapatos. A pesar de haber estudiado ITA, se tiene que ir a la otra punta del Mediterráneo para trabajar en otro sector distinto al suyo. Cosas de la situación económica del país, aunque trabajar, tal y como está esto, no es ninguna tontería. El pasado fin de semana hizo 900 kilómetros (más la vuelta...) para jugar el I Memorial Pepe Asensio con los suyos. El delegado del Oriente se nos fue y ya es prácticamente una leyenda. Un hombre de fútbol de los pies a la cabeza con un optimismo brutal. El homenaje que le preparó el Oriente y el Viator, en especial José Valdivia -otro grandísimo hombre de fútbol base-, estuvo a la altura de la figura de Pepe.
El domingo me lo pasé en grande tanto recordando la figura de nuestro delegado como por volver a reunirnos un grupo de amigos que el fútbol nos unió y que ya nada nos separará. Bendito el día en el que mi padre me enseñó los valores del fútbol y bendito el que, por coincidencias del destino, acabé en el Oriente, el mismo club en el que él había estado durante toda su vida. Ahí conocí a gente excepcional, uno de ellos, Ángel Vizcaíno, Vizca. La vida hace que la distancia nos separe, aunque las nuevas tecnologías permiten que la relación con aquellos que de verdad te importan no se pierda. Y si la amistad se forja es gracias al fútbol. La pelota une y hace que compartas la vida con compañeros que se convierten en amigos. Barbacoas, fiestas, éxitos, decepciones... pasando el tiempo con tu familia futbolística. Hicimos un gran grupo y el domingo nos volvimos a juntar. Todo por Pepe, capaz de reunirnos a todos en un mismo día a pesar de lo complicado que resulta por las obligaciones de cada uno. Nos volvemos a ver, familia.
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