A Vuelapluma
Ignacio Flores
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A Vuelapluma
Recuerdo que en estas fechas mi suegro, mi primo Manolo, mi tío Manuel el de El Ejido y otros amigos y familiares, en estos días de Navidad, como eran exportadores de uva, le regalaban a los amigos unas cajillas muy bonitas de madera de chopo muy fina, llenas de uvas, LÓGICAMENTE DE ALMERÍA, para que las tomaran en Nochevieja. ¡Cuántos recuerdos almacenados!
Bueno, a lo que iba. Que cuando nos comemos las 12 uvas, es porque ha pasado otro año y suelen rondar esos pensamientos de: ¡Otro año nuevo!, ¡Otro año que … !, …. , pero como pensar mucho puede producir dolor de cabeza, yo saco de donde lo tengo escondido, mi Almanaque Zaragozano, que todos los años me regala uno de mis hijos, y cambiando el tercio y poniendo cara de “Maestro Escuela antiguo”, leo algunos renglones de su contenido, se inicia la discusión de si “El Zaragozano” aciertará o no, y con esos momentos ya está más que amortizado.
Dado el número de años que lleva vendiéndose, acierte más o menos, no me digáis que no se merece un premio a su presencia a su presencia en el mercado. Y sin haber cambiado “ni una mijilla” su diseño.
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