A Vuelapluma
Ignacio Flores
Ya mismo lo estreno
Luz de cobre
Los humanos nos empeñamos siempre en evitar la línea recta y trazar curvas para llegar a un destino. Por más que busquemos soluciones prácticas, coherentes, con criterio y en beneficio de la mayoría, la intención de los que rigen los destinos de la sociedad tratan de enredar y ofrecer soluciones peregrinas. Aunque en la mayoría de ocasiones, por fortuna, se impone la racionalidad, hay otras en las que unos cuantos se empecinan en ofertar caminos serpenteantes, que sólo conducen a que nos estrellemos contra el muro de la practicidad, la coherencia y la lógica.
¿A qué viene todo esto? Pues a la estación de RENFE y al empeño de Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) de instalar en el edificio central de esa magnífica joya un centro de control y cerrarlo al uso de los viajeros para acceder a los trenes AVE y no cederlo a la ciudad para usos culturales , exposiciones, pequeños eventos y demás. Parece de toda lógica que la petición de la alcaldesa, María Vázquez, de ofrendar otras alternativas para instalar el famoso centro tiene toda la lógica del mundo. No parece defendible el exceso de celo y el empeño de Adif en cerrar uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y que sólo se pueda contemplar su fachada.
La posible cesión a la ciudad puede ser un argumento que tenga ciertas aristas. Pero está fuera de toda lógica que los pasajeros en el futuro accedan o lleguen a la ciudad por un moderno edificio en vez de estremecerse con la imagen que toda la vida la estación ha dado a aquellos que salían o entraban a la ciudad. Ya no tuvo lógica el cubo insulso y hortera que acaba de derribarse y que se ha conocido como inermodal en los últimas dos decadas. Todo debemos exigir una actuación que sea capaz de no desentonar con el entorno. Pero mucho me temo que como no obervemos cada detalle podremos encontrarnos con el proyecto de imaginación desbocada del arquitecto de turno, empeñado en pasar a la historia con un trabajo rompedor y nos hallemos a poco que nos descuidemos con el Algarrobico de turno, salvando las distancias siempre, para no molestar en exceso.
Pero volvamos a la estación y al edificio que nos ocupa. Almería y sus ciudadanos tienen, tenemos, la obligación de hacer ver a los sesudos responsables de Adif que los pasajeros del AVE deben entrar a los trenes y deben acceder a Almería por la construcción más noble. No se puede entender, está fuera de toda lógica, que llenemos el majestuoso hall de maquinaria digital o analógica, me da igual la que sea, y lo permitamos. La alternativa, por compleja que sea, debe buscarse. Hay otros espacios que pueden hacer la misma función sin mancillar lo hermoso. Aún estamos a tiempo de evitar otra nueva barbaridad, a la que por desgracia estamos acostumbrados. No lo permitamos. Exijamos al administrador de infraestructuras y al Ministerio de Fomento que aplique la lógica, que mire al futuro con los ojos de un niño que acaba de nacer a la vida y que magnifica la visión que la tierra le ofrece. El edificio de la vieja estación es una joya, y como tal debe ser expuesta en los mejores escaparates. Y ninguno mejor que aquellos que visiten Almería en el AVE.
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